jueves, 3 de mayo de 2012

Dos días de Alpinismo


*Día 30 de abril  del 2012:

Nos sorprendió una mala racha de tiempo durante todo este puente, y al cancelar los planes de ir a escalar en roca pensamos en la posibilidad de ir a escalar las dos cumbres más altas de la comunidad de Madrid por su cara más dura,(la cara sur de Peñalara y la cara norte de Cabeza de Hierro Mayor).
Esta vez, con nosotros se aventuro nuestro amigo Miguel.
El coche nos dejó en el puerto de Cotos y empezamos una ascensión sin prisa pero sin pausa a las 11:10. Queríamos realizar una ruta por la que no habíamos andado hasta el momento. Nos dirigimos a la laguna de los Claveles, punto donde terminó la aproximación y tuvimos que empezar con el corredor.
Uno de los empinados largos del principio


La nieve estaba aceptable para escalar y nuestros ánimos por las nubes y cargados de energía, lo único que se nos inclinaba en contra eran los drásticos cambios del tiempo que constantemente nos sorprendía con fuertes ventiscas impenetrables para la vista.
Era un gozo avanzar corredor arriba mientras se cogía altura y se contemplaba  cada vez una mejor visión del paisaje.
La última pendiente tenía 60 grados de inclinación y nos tuvimos que poner los crampones, Cristian iba en cabeza, por unos ocho metros debajo le seguía Miguel y detrás de este último a dos metros por detrás Javi. Cristian llegó cerca del último paso que había antes de salir a la cima (una cornisa con una gran acumulación de hielo y nieve por la que debíamos abrirnos paso), este golpeó el piolet contra esta masa provocando el desprendimiento de grandes bloques de hielo que cayeron haciendo un atronador ruido, mientras se deslizaban hacia abajo arrastrando consigo todo a su paso, y provocando una avalancha que se tragó a Miguel y seguidamente a Javi. Miguel cayó por el lado izquierdo de Javi unos diez metros hasta que clavó el piolet del que se pudo quedar colgando. Javi reaccionó más rápido de manera que solo cayó dos metros. Todo quedó calmado un par de segundos hasta que volvió a caer otra avalancha  golpeando primero a Javi y después enterrando a Miguel. Todos nos llevamos un inmenso susto que nos retumbó un rato en el cuerpo.  Miguel salió a la luz y nadie sufrió ningún daño. Decidimos acabar el corredor con el máximo cuidado.
Cuando alcanzamos la cima del nevero respiramos hondo y nos abrazamos sonrientes, anduvimos algunos metros más y saboreamos la cumbre de Peñalara (2.448m) a las 15:50, con una penetrante ventisca sacudiéndonos.

Ahora nuestra prioridad era llegar al refugio del Zabala teniéndonos que orientar a ciegas en la niebla por lo que teníamos que andar muy cerca unos de otros para no perdernos de vista. Confiando en nuestros pasos destrepamos un nevero, y el tiempo aclaró permitiéndonos así ver el refugio. A las 18:15 ya estábamos en el refugio, pero no teníamos el camping gas y nos resultó imposible encender un fuego para hacer la fabada así que decidimos por el momento echar la siesta. Al poco de despertarnos, llegaron un padre (Manuel), con su hijo de trece años (Jorge), preguntando que si habría sitio suficiente, les respondimos que la montaña es de todos, de modo que apretamos un poco las cosas y les hicimos hueco. Ellos tenían camping gas con gas de sobra y pudimos cenar caliente. Eran dos personas muy agradables con las que pasamos una buena noche hablando antes de acostarnos cerca de las 21:00. Fue una noche fría, por lo que acabamos agradeciendo ser cinco personas dentro las que calentábamos el refugio.

*Día 1 de mayo del 2012:

Nos despertamos a las 6:40 de la mañana y más tarde salió de las montañas un precioso amanecer a darnos los buenos días. Desayunamos tranquilos y recogimos todo, nos pusimos a andar rumbo Cabeza de Hierro a las 7:20.

Llegamos de nuevo a Cotos y comenzamos con la marcha de aproximación hacia nuestro objetivo. Miguel nos acompañó hasta el pié de la montaña antes de darse la vuelta e irse a pasar el resto de la mañana tranquilo porque no se encontraba en condiciones para subir otra montaña.
Cabeza de Hierro estaba espectacular, sentíamos que nos llamaba y nosotros éramos atraídos a ella como dos sucumbidos por su belleza. 
Tenebrosa cara norte de Cabeza de Hierro
Cristian y Javi llegaron al bosque con el objetivo de escalar la montaña por la cara norte, allí donde se cruzaron con un montañero que conocía la zona y anduvieron los tres hasta el río que baja del valle, y sorteándolo entre piedras dimos nuestros primeros pasos de ascensión.

Seguimos por una subida constante y cansada de abrir huella por la profunda nieve, ya en el pié de los corredores nos separamos del montañero deseándonos mutua suerte y seguimos nuestro camino hasta el pié de la cascada de hielo. Aquí nos hizo falta fijarnos los crampones. Nos dimos el primer largo de escalada sin problemas, pero en el segundo se veía peligro y decidimos asegurarnos.

Poco a poco salimos de la cascada hielo y nos quedó por recorrer un gran tramo de agotadora montaña  de nuevo con profundas pisadas. A escasos cien metros de la cima, el tiempo se volvió a poner feo y tuvimos que orientarnos nuevamente por intuición. La pendiente flojeó y divisamos la cima, sonrientes nos acercamos y vimos a una pareja de escaladores que nos pudieron hacer una foto en lo más alto de Cabeza de Hierro mayor (2.380m) a las 12:26 de la mañana.


Comimos un par de bollos y nos  quitamos los crampones resguardados de la ventisca y comenzamos una cuidadosa bajada haciendo un rodeo para no toparnos con las cascadas. La primera mitad de la montaña se bajó cómodamente pero desde ahí había que tener especial cuidado por la capa de rocas al azar que la montaña tenía, los pasos tenían que ser lentos para cuando se nos hundiera una pierna hasta la cadera entre las rocas no lesionarnos.
Ya salimos al nacimiento del río con una nieve muy alta pero pudiendo dar unos pasos rápidos a la vez que seguros, llegamos al bosque y encontramos el camino, que nos condujo a Cotos donde dimos con Miguel y comiendo algo esperamos al coche que nos sacó de aquella maravilla de lugar con tremendas ganas de volver a hacer ascensiones semejantes el invierno que viene.




Viendo Grabados del 30.000 y 25.000 A.C


*Día 29 de abril del 2012:

Este ha sido un día algo distinto a nuestra rutina común. Hemos ido un grupo de personas a visitar la cueva de los Casares en Riba de Saelices (Guadalajara). Una increíble cueva descubierta en 1928 y declarada monumento nacional en 1934, que contiene un gran número de grabados del Paleolítico, algunos con una antigüedad de hasta 32.000 años.
Esta cueva será cerrada en cuanto el guía se jubile, y estará abierta solo para los arqueólogos y el estudio de esta, por eso fuimos con tanta ilusión y le dimos tanta importancia el poder visitar aquel lugar que quedó visiblemente marcado por nuestros antepasados. En breves se convertirá en una cueva en la que solo unos privilegiados han tenido la suerte de estar en su interior, puesto que no será visitable.
Caminando a la entrada de la cueva

La cueva de Casares está situada en un bonito entorno de cañones de caliza y arenisca.
Nuestra visita empezó en una gran galería antes de entrar en un túnel por el que tuvimos que pasar agachados unos cuantos metros. Aquí empezamos a depender por completo de las luces de las linternas. Se respiraba un buen ambiente y era emocionante adentrarse en la primera de las galerías. Fue aquí donde vimos los primeros grabados paleolíticos, como un caballo sorprendentemente bien grabado, o un ciervo.
 Todo el grupo que éramos nos sentamos alrededor del guía y nos contó cronológicamente la fascinante historia de aquella cueva con las luces apagadas para que los ojos se nos adaptaran a la oscuridad.
En algunos espacios de las paredes se concentraban bastantes grabados juntos y algunos pisados encima de otros, contaban distintas historias, pero con las buenas explicaciones del guía se conseguían distinguir las figuras, que al principio era cuando más difíciles se hacían de ver.

En esta imagen se puede apreciar algún pez y caballo


Después de completas explicaciones seguimos la visita por un estrecho pasillo por el que había que desplazarse lateralmente en alguna ocasión para poder entrar… además de las obras del paleolítico, se podían contemplar las preciosas formaciones de la cueva, las estalactitas, estalagmitas y los antiguos pasillos moldeados por el tiempo.
Pasamos por una de las galerías a la que se le llama cueva viva, debido a que todas sus estalactitas están creciendo y en sus puntas las adorna un brillo como si de una pequeña bola de cristal se tratara.
Cueva viva

Después pudimos ver animales sorprendentes en la roca como rinocerontes, bisontes y Mamuts. En la visita se profundizaba en la cueva hasta 200 metros, nosotros nos quedamos con ganas de ver más pero no nos podíamos quejar. Hicimos el recorrido en dirección contraria hasta que salimos para irnos a comer a una casita del pueblo. Después de comer llovía, pero aun así, Cristian y Javi se quedaron con ganas de salir a explorar entre los cañones que habíamos visto esa misma mañana de lejos, de modo que nos acercaron en coche los tres kilómetros que el río permitía y después fue una marcha a pié.
Nos habían hablado de un precioso lugar con dos enormes monolitos con posibles vías de escalada, este sitio se llama Los Milagros. Nos pusimos en busca de este lugar que según vimos en las fotos llamaba nuestra atención… Según los lugareños teníamos que andar unos tres kilómetros, pero nos pareció menos. El camino nos metía por una secuencia de altos y profundos cañones de caliza al principio y más tarde pasamos al lado de unas enorme y preciosas paredes de arenisca.
Ya de lejos divisamos el sitio y subimos al pié de estas dos enormes masas que salían de la tierra como si fueran independientes del resto del paisaje.

Los Milagros

Ya de cerca vimos que tenía una vía por la que se podía escalar el peñón de la derecha, y la fichamos por si volvíamos algún otro día. A la vuelta nos decepcionó que no hubiese más vías en aquellas perfectas paredes de los cañones.
Anduvimos unos 6 kilómetros más hasta el pueblo y en coche nos volvimos a Guadalix después de haber vivido una experiencia tan peculiar y fantástica en este día.