La actividad que realizamos el miércoles 5 de febrero fue bastante completa.
A esta escapada he ido con la única compañía de Manu, un
compañero de la escuela de montaña y un gran tío. El objetivo se localiza en nuestra preciada
Pedriza, es una inmensa formación granítica de 120 metros situada en una zona privilegiada de este lugar mágico.
Pues bien, nuestra mañana empezó en Canto cochino zampando
unos bollos y tomando un café. Con las pilas cargadas cogemos la autopista de
La Pedriza y ponemos rumbo a nuestra montaña, La Pared de Santillana.
El empinado camino que sube desde el Tolmo hasta El Collado de
la Dehesilla se había convertido por completo en un río, y el tratar de no
mojarnos ralentiza la marcha.
Desde El Collado de la Dehesilla nos encontramos nieve, tramos
con mucha nieve, pero por suerte bastante dura.
Llegamos al pié de vía
después de 3 horas de marcha, y entonces nos acordamos de que tenemos una
cámara de fotos jaja…
Es tan alta la pared que el cuello casi te chasca de mirar
hacia arriba. Sin vacilar nos preparamos, tenemos ganas de subir por ese
pedrusco.
Me ato las cuerdas de 60
metros y me dispongo a abrir el largo más difícil de la vía escogida (La Sur
Clásica 6a). Los tres primeros metros de vía están cubiertos por la nieve, tengo
que hacer malabares para no empapar los pies de gato, sería muy peligroso un
resbalón tonto en los primeros metros…
Empiezo a escalar, meto un friend a los 7 metros, y cuando
llega el paso duro de la vía para mi sorpresa encuentro un parabolt, lo chapo y
me doy el paso bien protegido.
Una vez pasados los 20
metros me encuentro con una pared casi vertical llena de setas rocosas, agarres
enormes por todas partes, una escalada super fácil y disfrutona. Un metro tras otro
manu se va quedando pequeño hasta que le dejo de ver. Llego a la reunión con la
cuerda justa y le aviso por el walkie de que ya puede subir.
Empiezo a recoger cuerda y veo a Manu como crece de nuevo
hasta juntarse con migo en la cómoda reunión sobre una buena repisa. La reunión
dispone de un parabolt y una buena seta.
Todo va de maravilla, Manu abre el segundo largo. Esta
escalada es muy fácil pero no se permiten caídas, como únicos seguros están las
setas de roca laceadas con las drizas que llevamos encima.
Manu sube decidido, yo llevo mucho rato parado en la reunión y
a pesar de lo que decía el parte meteorológico el cielo se cubre de nubes y las
tormentas nos pasan rozando, la temperatura cae en picado, al menos hasta los 3ºC
bajo cero y las manos se me adormecen, a Manu ya no le puedo ver, el sigue
tirando de la cuerda y yo, cada vez con más dificultades se la sigo dando.
Nunca me ha pillado una tormenta en mitad de una escalada pero
parece que va a ser la primera vez… de vez en cuando caen copos de nieve, me
preocupa que se pueda mojar la roca y manu tenga dificultades allí arriba donde
no le veo.
Por el walkie informa de que ya está en la reunión, ha llegado
con la cuerda justa, desmonto mi reunión y con las manos insensibles y cada vez
más azules empiezo a escalar. Me cuesta horrores quitar los seguros pero una
vez lo consigo corro por la pared.
Llego a la cima de La Pared de Santillana 1.824 metros, menos
mal, menudo momento más tenso hemos pasado. La bajada será menos compleja, de
momento nos centramos en disfrutar un poco de la cumbre, bastante alpina por
cierto.
Destrepando por la cara norte regresamos al pié de vía, me doy
cuenta de las dimensiones reales de la pared, tomo una perspectiva diferente,
ahora se lo realmente alta que es pese a que no lo parece tanto desde abajo.
Volvemos al bosque de robles esta vez cuesta abajo.
De nuevo en el Collado de la Dehesilla el cielo vuelve a coger
su tonalidad azul y nosotros podemos quitarnos el abrigo.
Hemos escalado una vía de las más fáciles de La Pedriza pero a
su vez una de las vías que más aventura conlleva el querer coronarla, sobre
todo en invierno. Al final, el día nos salió redondo pero los momentos de tensión
que nos hizo pasar el tiempo ahí arriba no nos los quita nadie.