jueves, 1 de octubre de 2020

Escaladas en Horcados Rojos, Picos de Europa

*14 de Julio del 2020:

Aún habiendo pasado buena parte de mis días veraniegos en las tan preciadas tierras Leonesas, Asturianas y Cántabras, siguen habiendo lugares, tal vez con un nombre más humilde que el Urriellu, que son igualmente merecedores de reconocimiento. En esta ocasión, es el caso de la zona de Horcados Rojos, un lugar menos conocido, pero donde aguarda un fantástico terreno de aventura, pues tanto en la Torre de Horcados Rojos cono en las paredes y agujas que la rodean, podemos encontrar escaladas de excelentísima calidad en un entorno apartado pero de acceso asequible.



Olga y yo nos encontrábamos muy motivados para conocer esta zona de la que tanto he oído hablar. Esta vez quería ser yo quien tuviese algo que decir sobre el legendario lugar.

Planificamos una logística para aguantar unos 3 días ahí arriba donde la cobertura no tiene cabida, y donde la falta de alimento y agua imposibilitan la vida a largo plazo. Es por ello que cargamos con una mochila de unos 23 Kilos cada uno, en la que sumamos el material de escalada, el de pernocta, la comida y 10 litros de agua…

Por suerte nos encontramos en pena forma y cargar todo esto durante algo menos de 2 horas no nos supone gran inconveniente. Algo que sería muy distinto si no existiese la posibilidad de quitarse los primeros 700m de desnivel con el teleférico de Fuente Dé.

Como primera vía de todas las recomendaciones que llevábamos en la lista, decidimos empezar por la “Rojo Libanés 230m, 6b+”. Pese a haber cogido el teleférico lo antes posible, la orientación de la pared es Sur, y no logramos entrarle a la vía en sombra.



Esta mítica vía de Horcados Rojos comienza con un primer largo de diedro, el cuál ya te pone en contexto sobre el carácter de la vía. Este es un lugar que ha obtenido fama de recio gracias a sus aperturistas, que en la gran mayoría de los casos, estos han sido Los Cholos.

Los primeros metros vienen muy bien para meter tanto a los músculos como a la cabeza en el juego. Mientras tanto, las vistas del paisaje mejoran a cada metro que ganamos.

Javi Guzmán en la vía Rojo Libanés, Horcados Rojos

Al llegar al cuarto largo toca enfrentarse a una travesía que no sabes muy bien por dónde coger. Hay que tomar la precaución aquí de no subestimar un largo por su graduación. 

Para ser 6a+, la travesía resulta bastante fina, y los posibles emplazamientos no se ven hasta que pasas por el lugar donde puedes meter algo. Al terminarla aún queda un diedro fisurado y físico por el que se debe ganar altura antes de hacer de nuevo travesía en sentido inverso por unos pasos delicados hasta la reunión.

A lo mejor me pareció mas de lo que era realmente porque pedían un friend del 4 y no nos lo llevamos. Quien sabe… yo por si acaso aviso.


Sin embargo, el largo de 6b+ estaba mucho mejor protegido y resultaba más sencillo de hacer…

Después de hacer cumbre, conocimos la rápida bajada que se encuentra en la zona Este de la montaña. Una línea de rapel equipada.

Tras la escalada decidimos montar la tienda de campaña y descansar del sol por el resto del día.


*15 de Julio del 2020:

Hoy comenzamos el día escalando a la sombrita una de las vías clásicas más disfrutonas de la pared. “Maraya 190m, 6a”. Línea que discurre a través de los sistemas de fisuras y diedros, siguiendo uno de los trazados más lógicos del muro calcáreo.




Esta vía debe de ser la fácil de las difíciles y la difícil de las fáciles, pues aun con una graduación asequible, no deja de exigir cierta destreza a la hora de escalar entre los distanciados seguros. También pide cierta intuición a la hora de leer algunas de las secciones con mayor ambiente.


Esta vía la pudimos hacer bastante rápido y nos dio tiempo de descansar para poder meternos a la tarde en la vía por excelencia de Horcados Rojos “Déjame vivir + Directa al Alba 160m, 7a”.



Esta vía de acción discurre por un estético filo lleno de pasos finos, movimientos fonambulistas y momentos de incertidumbre. 

El primer largo ya pone los antebrazos calentitos. Discurre por un deslome semi-equipado con una primera parte de roca rota y técnica, y una segunda bastante desplomada y física.

El segundo es el largo clave. Al salir de la reunión se chapa un parabolt alto, tanto que casi parece estar indicando que la vía debe continuarse por arriba, tremendo error que cometí. Resulta que el parabolt se chapa alto para destrepar y hacer la travesía en busca del filo, dejando así el seguro algo alto sobre tu cabeza. Sin embargo yo me lo dejé bajo los pies, y llegado un momento me noté en un punto de no retorno donde me tuve que jugar el vuelo del año dándolo todo por una placa alarmantemente lisa. 

Conseguí hacerme con el control de mis pulsaciones para que no se disparasen, y no sé cómo, llegué al filo donde pude chapar el primer seguro después de haber escalado pasos de séptimo con la cinta a 5 metros.

Javi Guzmán en la vía Déjame Vivir, Horcados Rojos

Cuando cogí el filo pensé que había acabado todo, pero aún quedaba un largo tramo de 6c mantenido con unas opciones de protección muy limitadas. En el ultimo tercio de pared, al parecer tenía que haberme ido a izquierdas donde la escalada era más sencilla y segura, pero me mantuve en el filo y me volví a encontrar con un seguro (que esta vez era un clavo) unos 4 metros por debajo de mis pies mientras hacía unos delicados y tensos movimientos en placa. Llegar a la reunión de este largo me fue mucho más placentero que haber completado en otras ocasiones vías de alta dificultad en pared. En Horcados Rojos la aventura está garantizada.


Después de un largo tramo de escalada asequible, empalmamos con la segunda parte de la vía Directa al Alba. Aquíllegaban dos largos verticales e increíbles. El primero de ellos era un recio 6c de gotas de agua que me acabó pareciendo un 7a de lo mejor que había escalado en Picos. Y como último largo había un V también precioso y que dejaba muy buen sabor de boca, ya que te permitía terminar la vía con unas sensaciones muy dulces.


*16 de Julio del 2020:

Para el último día elegimos otra de las grandes clásicas recomendadas de la zona. Esta vez en el risco colindante, La Aguja Bustamante por la vía Palacio de invierno 150m, 6a+



Desde la ubicación de nuestro vivac, el acceso resulta casi inmediato. 

Y de nuevo ahí estábamos, en otra joya de caliza vertical con una calidad que ya desearían muchas montañas. La única pega que se podría poner, tal vez sea que estas paredes se quedan un poco cortas.

Olga Holguin en el primer largo de Palacio de invierno, Aguja Bustamante



Las aperturas de estas vías rozan lo impecable. En el caso de palacio de invierno, de pronto te veías plantado ante un muro de caliza vertical donde además de no apreciarse seguros, daba la impresión de que la zona por la que discurría la vía iba a resultar infranqueable. Incertidumbre de la que vas saliendo a medida que escalas y encuentras buenos agarres y zonas para protegerse. Para ser vías tan cortas tienen bastante encanto. 

El mismo día bajamos ya a por el teleférico con 10 kilos menos de agua y cuatro bonitas vías más a las espaldas.

Este primer contacto ha estado fantástico para hacerse una idea del lugar, pero aún quedan muchos metros por descubrir aquí. Horcados Rojos ahora entra en mi lista lugares pendientes de volver.

Torre de Los Horcados Rojos
Torre de los Horcados Rojos

viernes, 18 de septiembre de 2020

Vía Cuélebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes

Cuantas veces habré subido en los últimos 5 años por este camino… No siempre es igual, unas veces se hace corto y fácil, y otras más empinado y duro de lo normal. Suele depender sobre todo de la temperatura y el peso de la mochila. Pero en cuanto a lo que de mí depende no cambia, siempre lo recorro un una sonrisa bien grande y unas ganas de aventura tremendas, pues esta montaña hace ya tiempo que me tiene enamorado hasta las trancas.


Esta vez subo con Olga. Haré la primera de las pocas guiadas que en este difícil año de Covid me han salido, y para el día siguiente tenemos pensado hacer la vía Cuélebre en la cara Oeste.


*3 de Agosto del 2020:


No demasiado pronto nos despertamos en la tienda de campaña. Olga parece encontrarse mejor.

El día de antes, estrenó pies gato en la Este y comprobó que los pies no le aguantarían los 600 metros de escalada difícil que tocarían para el día siguiente. De modo que tras escalar la Cepeda y pensárselo muy bien, se bajó andando a por sus gatos cómodos al coche. A la vuelta le tocó subir en plena hora punta de calor, y sufrió deshidratación y fatiga extrema por el sol. Cuando llegó a la Vega de Urriellu con las últimas luces no quería otra cosa que acostarse. No pudo ni cenar. Aquello nos hizo pensar que al día siguiente no escalaríamos.

Por suerte Olga se despierta con apetito. Y nos tomamos con calma la primera parte de la mañana.

Llegado un momento nos decidimos por hacer la Cuélebre hasta tiros de torca, y una vez allí valoraríamos si seguir escalando o bajar. De modo que pasadas las 10:00 de la mañana entramos a la vía (un poco tarde para una Oeste, pero es lo que hay...).

Javi Guzmán en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes


El primer largo es un V+ maravilloso. Desplomado y con tendencia a izquierdas, lleno de canto y opciones de protección. Te ayuda a entrar en la vía con muy buen rollo, pero no te fíes, es una trampa.

En el siguiente largo ya empiezas a conocer el caracter de la vía, y también el por qué de su nombre. Pues hay que culebrear mucho. Largas travesías, escalando a ratos con el claro objetivo de 

llegar a cordinos que se ven en la distancia y otras veces la escalada es más de intuición y fe, donde el instinto y la confianza en uno mismo serán clave para navegar largas distancias entre las protecciones más decentes sobre placas asequibles pero mantenidas. Aquí nos salva que la roca es buena.

Javi Guzmán en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes

Olga Olguín en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes

Los seguros expansivos de los primeros largos están reequipados, pero son pocos, aún así ya se agradecen.

Hasta tiros de torca la vía mantiene un ambiente bastante alpino, y aunque los largos no sean de una graduación demasiado exigente, no se puede pasar corriendo por ellos, si no, corres un alto riesgo de embarque y perder el itinerario correcto.

Javi Guzmán en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes


 

Llegamos a tiros de torca con el sol amenazando, pero nos vemos motivados y tiramos para arriba.Los largos se presentan mucho más verticales, incluso desplomados. La roca gana calidad en cuanto a tacto, solidez y estética. Fluyendo por un paño tan increíble a buena altura disfruto como un enano.

Llegamos al largo duro al del paso de 7b+ seguido de 7a, o como más lógico me parece a mí llamarlo ¡el 7c!.

Salgo caminando por una repisa, subo por una bavaresa, y estirándome a la derecha llego a chapar un buril retorcido con pintas de no aguantar muchas tonterías. No entiendo como la chapa más importante de toda la vía justamente no está renovada. Miro hacia abajo y no necesito pensar mucho para concluir que si este seguro falla tal vez tenga que venir a sacarme el helicóptero.

Encuentro una pequeña fisura a la izquierda y consigo emplazar un microfisurero y así triangularlo con el buril ponzoñoso. Los pasos en libre se ven prácticamente imposibles en la primera impresión. Meto un totem negro en la única y pequeña concavidad que tengo por encima para tratar de quitarme esa sección pasando en artificial, pero al tratar de progresar del totem, este salta y me piro unos metros hasta que se tensan las cuerdas. La triangulación ha funcionado. Al segundo intento el friend aguanta y llego a chapar un buen clavo. Entonces anclo mi mochila al clavo siguiente y Olga me descuelga un poco para probar la dura sección sin riesgo.

El sol pegaba con fuerza y yo recién estaba saliendo de una lesión en los músculos intercostales, la cuál hacía presencia al hacer ciertos movimientos. Pero con paciencia e imaginación consigo encontrar los movimientos técnicos y físicos que me permitirían pasar por la sección en libre.

Olga me descuelga hasta abajo y le doy un pegue desde el principio. Consigo encadenar el bloque que sería de unos 7 movimientos y llego a unas buenas regletas desde donde desanclo la mochila para ponérmela y continuar. Reposo un poco más y le entro con muy malas condiciones pero mucha motivación a los 20 metros que aún quedaban por encima. Cada 2 metros aproximadamente tenía un clavo para protegerme, dado que meter un friend parecía estar descartado. Unos clavos dan más confianza y otros menos, de modo que trato de no desviar la atención de la escalada.

El tramo que me queda está graduada de 7a, que con la mochila, el solazo y la continuidad de llevar ya hecho un 7b+, se me hacía bien duro. 

Durante unos 4 chapajes estuve sintiendo que cada paso que daba sería el último. Me encontraba al límite de mis fuerzas y me dejaba la vida en cada movimiento para encontrar la manera más económica de progresar. No podía más, y en un intento por avanzar un palmo más caí gritando y derrotado. Esto es un 7c como una casa. Lo que pasa es que aquí falta gente que se meta a darlo todo para subir encadenando y claramente escasean las referencias.

Al margen de la dificultad, aquél resultó ser el largo más fanático y de más acción de la vía.

Cuando le llegó el turno a Olga, no paraba de saltarle el friend y caerse. Le costó un buen rato de intentos salir al muro de arriba. 



Después de este punto, la dificultad cesa, aunque el cansancio condicionado en parte por el sol va en aumento y los pies comienzan a quejarse. 

...Y tras 9 horas de actividad hicimos cumbre pasadas las siete de la tarde.


Cuélebre ha resultado ser sin duda por el momento la vía de la cara Oeste que más me ha gustado y no descartaría algún día repetirla…






jueves, 9 de abril de 2020

Sant Gervàs, La Muralla China de la escalada. Vías: Injusticia 200m, 8a (7a+ Oblig) y Cacharrito 130m, 6c+


















*7 de Marzo del 2020:

Amanece con un paisaje nevado en Corroncui, una acogedora aldea de 4 casas que se encuentra en mitad del campo, ubicada en el valle del barrannc de Pinyana, Cataluña.

Nuestro objetivo para el día de hoy será escalar en Sant Gervás. Una especie de muralla china de la escalada, cuya altura llega a alzarse más de 200 metros en varios puntos y que abarca una extensión de kilómetros. Un lugar precioso y único para la practica de la escalada en roca durante los meses de frío, pues sus paredes generalmente protegidas del viento y orientadas al sur, hace de este un caluroso refugio vertical para los días mas gélidos.

Simplemente llegar al pié de vía ya es toda una aventura. Después de buen rato conduciendo sobre pistas de estado regular, llegamos a un primer parking del cuál no recomiendan continuar con el coche a menos que este sea un 4x4, y más aún si la pista se encuentra nevada como era el caso. Bernat, que tiene una kangoo bastante alta, se ofreció a acercarnos todo lo que pudiera.

A ratos salíamos de la furgoneta en marcha para empujarla en los tramos más delicados, y sin parar saltábamos de nuevo dentro hasta que los neumáticos volvían a patinar. Esto lo repetimos consecutivas veces y aunque yo terminase lleno de barro, sirvió de calentamiento y diversión.

Cuando el coche no dio más de sí salimos andando Mikel, Rafa, Ander y yo. Berni, a causa de los días acumulados de escalada, tenía una rozadura seria en el pié y no vio conveniente venirse ene esta ocasión. Pese a lo que dicen, algunos escaladores tenemos algo más que serrín en la cabeza.

Llegamos al segundo parking y desde aquí tuvimos la suerte de poder seguir las huellas de unos colegas escaladores locales durante la primera parte de la aproximación, pues no había evidencia alguna del rumbo a seguir y hubiera sido difícil orientarse en aquel bosque frondoso, empinado y perdedizo.

Sin más problema que lguna pequeña incertidumbre sobre el rumbo del camino, llegamos al collado que buscábamos y enseguida nos pusimos a destrepar. 
Mikel y Rafa iban por delante, Ander y yo por detrás. Y como siempre tiene que ocurrir algo, a mí se me desprendió una piedra del inestable suelo y fue a parar a Mikel, que pegó un chillido. Después del susto nos calmamos al ver que se había quedado en una herida superficial que no tendría mayores conseguencias. Siempre es desagradable causar cualquier tipo de mal, pero son cosas que pasan y a las que no hay que dar muchas vueltas.
La bajada finaliza con un par de rápeles y una aproximación a ras de la pared hasta pié de vía.

Rafa y Mikel comenzaron con su vía. Cuyo primer largo de 7c Rafa está a punto de encadenar para calentar.

Ander pasa las cuerdas por la cesta y yo me pongo con el primer largo de nuestra vía, que se suponía que tenía que salir 7a+. La primera parte está protegida con paraboles puestos un poco con mala gana y bajo pasos obligados. Aún cerca del suelo y con el parabolt debajo de los pies, me encuentro en una sección tan exigente que me tira. La caída resultó un péndulo un poco feo que me dejó cerca del suelo. No me hizo gracia.
Al siguiente intento consigo superar esta primera sección y para nada terminan las dificultades. Aún quedaban más de 20 metros de pasos mantenidos y rebuscados.
Javi Guzmán escalando la vía "Injusticia 200m, 8a" Sant Gervàs

Ander, con mucho esfuerzo consigue resolver este primer largo sin caídas, y el grado de 7a+ a ambos se nos antoja como algo surrealista. 
Ander Zabalza escalando la vía "Injusticia 200m, 8a" Sant Gervàs


Aún nos quedarían por hacer dos largos más para darnos cuenta de que estábamos escalando una vía diferente a la que pensábamos. Al llegar a pié de vía por la mañana, nos metimos sin muchas contemplaciones y confiando en que las indicaciones de Mikel eran buenas, porque el hizo los dos primeros largos diez años atrás. Error.
Resultó que estábamos en una vía bastante mas dura que la que pretendíamos hacer, y encima siguiendo un croquis del cual no entendíamos nada, pero aun así tirábamos para arriba.

En los días posteriores Ander consiguió hacerse con un croquis de la vía, con el cuál comprendimos muchas cosas. La vía en la que nos metimos resultó ser Injusticia 200m, 8a (7a+ obligado)

En cuanto al segundo largo, como es lógico, Ander apretó mucho más de lo que esperaba. Hubo un punto que en especial le costó superar después de caerse al menos seis veces, para después continuar por una placa vertical impredecible y con agarres de primera falange y pasos tensos en la que dejabas el último seguro tan lejos que la idea de caerse se convertía en una pesadilla.
Cuando subí de segundo, pese a poner todos mis esfuerzos me caí en el largo aún con los cantos magneseados y teniendo una idea sobre la secuencia. Además la roca se encontraba muy nueva y a penas tocada, lo que hacía que algunos agarres se fragmentaran en las manos.
Javi Guzmán escalando la vía "Injusticia 200m, 8a" Sant Gervàs

En el siguiente largo tuve que poner toda la carne en el asador. Esperando un 7b+ como advertía el croquis, me estaba metiendo en un 8a. El primer tramo era una placa vertical con buena parte de autoprotección, juguetona y con reposos después de las secuencias duras.
Javi Guzmán escalando la vía "Injusticia 200m, 8a" Sant Gervàs

Pero luego llegué a una travesía que me recordó al largo clave de la vía más dura del mundo, “Down Wall”, por su característico largo en travesía sobre placa lisa. La diferencia es que en este caso es escala hacia derechas en vez de a izquierdas, y que sale de 8a en vez de 9a.

A lo largo de este gran tramo me caí al menos en tres lugares distintos varias veces hasta que pude llegar a la reunión. Es cierto que el croquis marcaba una travesía a derechas, pero no tan colosal como esta, y además el supuesto 7b+ hacía ya rato que se me había salido de cuentas.

Ander luchó como un titán y con alguna ayuda de los flashes que le podía ir cantando, encadenó casi todo el largo, pero llegado un punto, no tuvo mas remedio que colgarse de la cuerda e incluso acerar algún paso para no venderse a una caída pendular tan poco apetecible.

Ander Zabalza escalando la vía "Injusticia 200m, 8a" Sant Gervàs

Hacía rato que el error de estar en otra vía se sentía evidente, pero a mí me pareció un largo de mínimo 7c+ y esta supuso la gota que colmó el vaso. Cuando exploré la reseña con un poco más de detenimiento ya en esta tercera reunión, enseguida até cabos y me di cuenta con 100 por 100 de seguridad que estábamos en una vía diferente a la que creíamos. Ander lo confirmó y me mostró su preocupación al verse sugestionado por tener que enfrentarse a un largo del que no tenía ninguna información. Yo lo entendía perfectamente y le animaba.

Resultó que le tocaba un 7c bastante obligado, con unos pasos en desplome y luego el placa verdaderamente exigentes.

La cuerda corría lentamente y el silencio reinaba en el valle. De repente oigo un grito de Ander diciendo: -¡ME VOY, ME VOYY!
Noté como las cuerdas que sujetaba, en vez de tensarse se combearon mas, lo que indicaba que el último seguro al que se había chapado lo tenía bien por debajo de los pies. Después de unos segundos y de manera repentina, una de las cuerdas dobles se tensó y Ander paro de manera suave dentro de mi campo de visión y con una cara algo pálida. Volvió a pegar un grito para sacar el estrés mientras yo me reía. Terminó el largo y yo subí de segundo valorando mucho los esfuerzos de Ander a medida que daba cuenta de la dificultad de este tramo.

A diferencia de lo que vimos marcado en un futuro cuando tuvimos el croquis bueno, parecía que la vía se perdía en aquel punto, por lo que hicimos una buena travesía a izquierdas por un terreno descompuesto para salir a cumbre por una combinación de vías desconocidas en un par de largos más.

Esta vía nos izo demorar mucho más tiempo del calculado, y a penas nos quedaba sol para llegar al coche por un camino que se camuflaba entre matojos y por el que a penas habíamos pasado una vez en dirección contraria. La solución fue la clásica bajada corriendo.


*8 de Marzo del 2020:

Después de la semana intensa que llevamos, sólo quedamos como supervivientes Rafa, Ander y yo. Ya es el día de vuelta y elegimos una vía más corta y con mayores garantías para terminar pronto en la cima y poder volver a Madrid en nuestro caso, y a Navarra en el caso de Ander.

Por fortuna, encontramos la pista ya con la nieve prácticamente fundida, y pudimos acceder hasta el final con la furgoneta de Ander.
Elegimos la vía más cercana a los rápeles y fácil de encontrar. Además tenía muy buena pinta: Cacharrito 130m, 6c+.


Esta vía, aunque con algún tramo con roca delicada, resultó ser más buena de lo que decían las críticas. Perfecta para un día con poco tiempo como en el que nos encontrábamos.
Rafa Gómez, Ander Zabalza y Javi Guzmán en la vía "Cacharrito 130, 6c+" Sant Gervás 

Resultó una vía variada y cortada por el mismo patrón al que parecen atenerse aquí todas las vías. Seguros fijos justos, dificultades obligadas, exposición mantenida, etc.





Fue una perfecta manera para terminar un viaje “non stop”de escalada tapiera. Hicimos cumbre cerca de las 13:00 y pudimos comer prontito para hacer el viaje de vuelta con el estómago lleno, el corazón contento y las pilas cargadas.