viernes, 18 de septiembre de 2020

Vía Cuélebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes

Cuantas veces habré subido en los últimos 5 años por este camino… No siempre es igual, unas veces se hace corto y fácil, y otras más empinado y duro de lo normal. Suele depender sobre todo de la temperatura y el peso de la mochila. Pero en cuanto a lo que de mí depende no cambia, siempre lo recorro un una sonrisa bien grande y unas ganas de aventura tremendas, pues esta montaña hace ya tiempo que me tiene enamorado hasta las trancas.


Esta vez subo con Olga. Haré la primera de las pocas guiadas que en este difícil año de Covid me han salido, y para el día siguiente tenemos pensado hacer la vía Cuélebre en la cara Oeste.


*3 de Agosto del 2020:


No demasiado pronto nos despertamos en la tienda de campaña. Olga parece encontrarse mejor.

El día de antes, estrenó pies gato en la Este y comprobó que los pies no le aguantarían los 600 metros de escalada difícil que tocarían para el día siguiente. De modo que tras escalar la Cepeda y pensárselo muy bien, se bajó andando a por sus gatos cómodos al coche. A la vuelta le tocó subir en plena hora punta de calor, y sufrió deshidratación y fatiga extrema por el sol. Cuando llegó a la Vega de Urriellu con las últimas luces no quería otra cosa que acostarse. No pudo ni cenar. Aquello nos hizo pensar que al día siguiente no escalaríamos.

Por suerte Olga se despierta con apetito. Y nos tomamos con calma la primera parte de la mañana.

Llegado un momento nos decidimos por hacer la Cuélebre hasta tiros de torca, y una vez allí valoraríamos si seguir escalando o bajar. De modo que pasadas las 10:00 de la mañana entramos a la vía (un poco tarde para una Oeste, pero es lo que hay...).

Javi Guzmán en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes


El primer largo es un V+ maravilloso. Desplomado y con tendencia a izquierdas, lleno de canto y opciones de protección. Te ayuda a entrar en la vía con muy buen rollo, pero no te fíes, es una trampa.

En el siguiente largo ya empiezas a conocer el caracter de la vía, y también el por qué de su nombre. Pues hay que culebrear mucho. Largas travesías, escalando a ratos con el claro objetivo de 

llegar a cordinos que se ven en la distancia y otras veces la escalada es más de intuición y fe, donde el instinto y la confianza en uno mismo serán clave para navegar largas distancias entre las protecciones más decentes sobre placas asequibles pero mantenidas. Aquí nos salva que la roca es buena.

Javi Guzmán en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes

Olga Olguín en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes

Los seguros expansivos de los primeros largos están reequipados, pero son pocos, aún así ya se agradecen.

Hasta tiros de torca la vía mantiene un ambiente bastante alpino, y aunque los largos no sean de una graduación demasiado exigente, no se puede pasar corriendo por ellos, si no, corres un alto riesgo de embarque y perder el itinerario correcto.

Javi Guzmán en la vía Cuelebre 7c, 600m Naranjo de Bulnes


 

Llegamos a tiros de torca con el sol amenazando, pero nos vemos motivados y tiramos para arriba.Los largos se presentan mucho más verticales, incluso desplomados. La roca gana calidad en cuanto a tacto, solidez y estética. Fluyendo por un paño tan increíble a buena altura disfruto como un enano.

Llegamos al largo duro al del paso de 7b+ seguido de 7a, o como más lógico me parece a mí llamarlo ¡el 7c!.

Salgo caminando por una repisa, subo por una bavaresa, y estirándome a la derecha llego a chapar un buril retorcido con pintas de no aguantar muchas tonterías. No entiendo como la chapa más importante de toda la vía justamente no está renovada. Miro hacia abajo y no necesito pensar mucho para concluir que si este seguro falla tal vez tenga que venir a sacarme el helicóptero.

Encuentro una pequeña fisura a la izquierda y consigo emplazar un microfisurero y así triangularlo con el buril ponzoñoso. Los pasos en libre se ven prácticamente imposibles en la primera impresión. Meto un totem negro en la única y pequeña concavidad que tengo por encima para tratar de quitarme esa sección pasando en artificial, pero al tratar de progresar del totem, este salta y me piro unos metros hasta que se tensan las cuerdas. La triangulación ha funcionado. Al segundo intento el friend aguanta y llego a chapar un buen clavo. Entonces anclo mi mochila al clavo siguiente y Olga me descuelga un poco para probar la dura sección sin riesgo.

El sol pegaba con fuerza y yo recién estaba saliendo de una lesión en los músculos intercostales, la cuál hacía presencia al hacer ciertos movimientos. Pero con paciencia e imaginación consigo encontrar los movimientos técnicos y físicos que me permitirían pasar por la sección en libre.

Olga me descuelga hasta abajo y le doy un pegue desde el principio. Consigo encadenar el bloque que sería de unos 7 movimientos y llego a unas buenas regletas desde donde desanclo la mochila para ponérmela y continuar. Reposo un poco más y le entro con muy malas condiciones pero mucha motivación a los 20 metros que aún quedaban por encima. Cada 2 metros aproximadamente tenía un clavo para protegerme, dado que meter un friend parecía estar descartado. Unos clavos dan más confianza y otros menos, de modo que trato de no desviar la atención de la escalada.

El tramo que me queda está graduada de 7a, que con la mochila, el solazo y la continuidad de llevar ya hecho un 7b+, se me hacía bien duro. 

Durante unos 4 chapajes estuve sintiendo que cada paso que daba sería el último. Me encontraba al límite de mis fuerzas y me dejaba la vida en cada movimiento para encontrar la manera más económica de progresar. No podía más, y en un intento por avanzar un palmo más caí gritando y derrotado. Esto es un 7c como una casa. Lo que pasa es que aquí falta gente que se meta a darlo todo para subir encadenando y claramente escasean las referencias.

Al margen de la dificultad, aquél resultó ser el largo más fanático y de más acción de la vía.

Cuando le llegó el turno a Olga, no paraba de saltarle el friend y caerse. Le costó un buen rato de intentos salir al muro de arriba. 



Después de este punto, la dificultad cesa, aunque el cansancio condicionado en parte por el sol va en aumento y los pies comienzan a quejarse. 

...Y tras 9 horas de actividad hicimos cumbre pasadas las siete de la tarde.


Cuélebre ha resultado ser sin duda por el momento la vía de la cara Oeste que más me ha gustado y no descartaría algún día repetirla…