sábado, 4 de abril de 2020

Montrebei, vías: Totxaires 470m,7c / Sin Vergüenza 310m, 6c+ y Tela 400m, 7a+. Pared de Aragón




*29 de Febrero del 2020:


Pasaban las 14:30, y Rafa y yo corríamos hacia las vías más exigentes que nos habíamos propuesto escalar en esta competición de 12 horas. Como puntos en contra, para subir por estas vías se necesitaban un par de juegos de friends (demasiado peso que no es aprovechable para el resto de la competición, pues la inmensa mayoría de las vías son de corte equipado), tenían una graduación alta siendo a su vez vías de auto protección (de hasta 7b), eran bastante obligadas y los largos más asequibles resultaban bastante expuestos, con zonas difíciles de proteger, y tramos de roca descompuesta.
Todo esto, jugando bien las cartas, puede convertirse en una gran ventaja, pues por todos estos motivos no hubo una sola cordada que quisiera meterse en estas aparentemente poco acertadas vías. Rafa y yo, sin embargo, siempre nos planteamos hacer las cosas que los demás descartan, tratando de poner otro punto de vista sobre el tablero.

El día de antes, gastamos el comodín del descanso para ir a conocer estas dos rutas, con lo que conseguimos mucha información. Lo primero, que a partir de las 14:30 les entra la sombra, mientras que el resto del chorro se encuentra al sol, y cualquier vía que a esa hora se esté escalando por fácil que sea, resulta un suplicio por lo que supone el azote del calor en ese horario, sobretodo para aquél que no esté acostumbrado a esta locura de clima. Lo siguiente que ganamos, fue lograr forzar estas vías únicamente con un juego corto de friends, con lo que conseguiríamos no cargar mucho peso extra durante el rally entero. A parte, pudimos comprobar los movimientos difíciles obligados para no perder tiempo descifrando al día siguiente. Y a parte, otra de las razones principales por las que elegimos estas vías, fue porque eran rapelables, cuestión fundamental, ya que así ahorrábamos muchísimo tiempo y energía que de otro modo habría que invertir corriendo para bajar de las cumbres. 
Javi Guzmán compitiendo en el rally del Chorro. Año 2020

Rafa Gómez compitiendo en el rally del Chorro. Año 2020

Rafa Gómez y Javier Guzmán compitiendo en el rally del Chorro. 29-2-2020

Todo esto convirtió a estas vías (a una de las cuales le hicimos la primera repetición), en un arma infalible. Y lo pudimos comprobar al ver los resultados de las puntuaciones a tiempo real en las tablas de los controladores. Pues la cordada que más fuerte iba era la compuesta por Juanjo y Rubén. Ellos optaron por ir a por el bonus de las tres cimas en primer lugar. Lo que les posicionó con una puntuación de 30 puntos extra desde el principio. 
Rafa y yo éramos plenamente conscientes de la “ventaja visible” que nos sacaban, y este estado de aparente desventaja se dilató en el tiempo hasta tal punto, que todo el mundo estaba dando por vencedores a nuestros compañeros, pero cuando bajamos de escalar a la sombra estas dos cortas e intensas vías de auto protección, casi les habíamos alcanzado en puntuación.
Para completar nuestra jugada maestra, nos fuimos a la última cumbre, y después de meter otra vía más de las rapelables, hicimos cima sumando así los puntos de la propia vía mas los del bonus, el cuál habíamos reservado durante toda la competición para mantener un ambiente despreocupado.

En los dos primeros años que competimos en la liga al completo, escalábamos con mucha más presión por los resultados. Pero después de haber pasado por eso dos temporadas enteras y con la tranquilidad que aporta la experiencia y el saber hacer las cosas, nos pudimos permitir el escalar relajados y disfrutando de la prueba como antes nunca habíamos hecho. Fue tan fantástica la experiencia a nivel de sensaciones por parte de ambos, que incluso hemos llegado a plantearnos volver a la competición proyectando esta nueva actitud en el resto de pruebas. Y que la racha nos acompañe hasta donde quiera.
Rafa Gómez y Javi Guzmán tras ganar el Rally 12 horas de escalada del Chorro. 29-2-2020

*3 de Marzo del 2020:

Para el día de hoy dan alta probabilidad de lluvia y nos tenemos que conformar con ir a hacer deportiva a sant Llorenc de Montgau. Durante las primeras vías nos cae un poco de agua y nos desplazamos al sector cova de disblia, que resultó tener unas vías muy juguetonas y divertidas.



Allí, encadenando a vista me caí en la reunión de “patinaso pal pallaso 7c+” y nunca mejor dicho. Al segundo pegue encadené sin problemas. Y después de escalar hasta más no poder, nos fuimos a dormir al albergue de Montfalco, ubicado en un lugar privilegiado, bajo los pies de Montrebei. Este será el centro de operaciones que utilizaremos de campo base para nuestras incursiones a la pared de aragón.

Hay una famosa cita entre los que escalan por estos lares que dice: Terradets es para niños, Roca Regina para hombres y Montrebei para super hombres…

Para mí Montrebei, es uno de los lugares más fantásticos que existen para rendir culto a la escalada de compromiso. Su aterrador paisaje de grandes paredes verticales de hasta 500 metros, se encuentra impregnado de una belleza única, marcada por el espíritu de lo salvaje.
Este es un paraíso para los amantes de la escalada de acción, pues en las aguerridas vías de estas faraónicas paredes, se respira la ética del máximo respeto hacia lo esencial.
Las rutas de buena calidad se pueden contar por cientos, siempre caracterizadas por sus trazados limpios en la medida de lo posible, los cuales exigen la destreza que solo la experiencia en este estilo de escalada puede aportarte.


*4 de Marzo del 2020:

Madrugamos para desayunar. Al parecer dan un día estable que conviene aprovechar para meterse en una vía de las largas.
Según los que estamos allí presentes hacemos dos cordadas. Rafa y yo nos meteremos Totxaires 470m, 7c (6c oblig)”, y Mikel Zabalza, Ander y Bernat en una que va unos metros más a su izquierda que al parecer no tiene un solo anclaje fijo en toda la vía, por lo que requiere de un agudo sentido de la intuición.
Para ambas vías hay que hacer la aproximación más larga que hay en la Pared de Aragón, dado que estas vías se encuentran al final del todo.

A las 8 y pico de la mañana ya estamos en marcha. Caminamos por un frondoso camino a intuir, que discurre por el lecho de un barranco mientras perdemos metros de desnivel. Este no está demasiado bien marcado pero al menos se recorre cuesta abajo. A los 5 minutos de llegar a nuestro pie de vía nos separamos del resto del grupo. Rafa y yo encontramos fácilmente la vía y echamos a suertes quién será el primero en escalar. Le toca a Rafa.

Era aún bastante temprano. Estábamos a la sombra, prácticamente en la orilla del lago, y nos azotaba un horrible aire gélido. Llevábamos la ropa justa y a mí ya me estaba haciendo falta más. Rafa comenzó a escalar y yo trataba de mantener el calor encogido de hombros y moviéndome como podía. Advertí a mi amigo de que en el primer largo lo pasaría muy mal después de quedarme tan frío como preveía.
Rafa canta la primera reunión y a mí me cuesta bastante soltar las cuerdas del reverso, es ahí cuando termino de percibir el auténtico frío que hacía. Tal era, que aquel primer largo lo tuve que subir con los cordones desatados porque no era capaz ni de hacer que mis dedos pulgar e índice se juntaran para apretar el nudo. Bastante me costó ya meter el talón dentro del pie de gato. 
Cuando Rafa me da la indicación para que comenzase, le tuve que pedir que me tirase fuerte de la cuerda. El primer paso era desplomado, y con la poca movilidad que tenía en las manos no lograba tenerme de los cantos hasta tal punto que tuve que tirar de una de las cuerdas en esta primera sección. Por suerte el resto del largo era una placa en la que predominaban los movimientos de pies. La cuál pude escalar con el suficiente ritmo como para ganar algo de calor. Cuando llego a la reunión le pido a Rafa que se de también el siguiente largo en lo que me va dejando tiempo para que vuelva a ser persona.

Subo de segundo por este largo a bloque de 6b y me junto con Rafa en una inmensa repisa arbolada. Los 80 metros que haríamos a pie para alcanzar la continuación de la vía me terminaron de calentar el cuerpo.
Me preparo y comienzo con el tercer largo. Un 6c compartido con la mítica vía CADE, bastante chapado y por el que se pasaba bien. Llego a la reunión sintiendo como voy cogiendole ritmo a la escalada.


Después mi compañero continúa por un 6a de 30 metros cuyo ambiente no deja nada a la imaginación en las fotos.


Y llegamos al largo de 7c o 6c obligado. Entraba con una sección de tres chapas con incómodos agarres. Estuve un rato tratando de descifrar los movimientos, y aunque Rafa me prestase toda su paciencia, fui yo el que se cansó antes de aquella sensación estática de estar perdiendo el tiempo por encontrar unos movimientos para los que probablemente me fuese a quedar sin fuerza a la hora de hacerlos. Finalmente tiré de los primeros seguros y continué escalando el resto del largo. No vi el clavo que marcaba el recorrido bueno y me embarqué por una zona medio descompuesta y con seguros precarios demasiados alejados bajo mis pies, así que tuve que tomarme mi tiempo para invocar toda la delicadeza que guardo dentro y ahorrarme un susto. Por fin , aún sin seguir en recorrido correcto llegué a la reunión con una travesía horizontal. Rafa de segundo consiguió ver el clavo que me había pasado y supimos de como hacerlo bien.

Como siguiente largo tuvimos un bonito 6b.

Para el largo que tocaba después, según ponía en el croquis, venía bien el uso de GPS. Y no le quito razón. Resultó ser una joya de largo prácticamente limpio, con un comienzo en travesía fácil de fisuras y agugeros pero que rápidamente se transformaba en una placa de apariencia bastante lisa con un itinerario a intuir. La pared resultó dar más opciones de protección de las que aparentaba desde abajo. Este largo me transmitió unas sensaciones muy excitantes y terminó por quedarse como mi tramo favorito de la vía.



Después Rafa empalmó los dos siguientes largos de 6b+ y 6c, dejándose un increíble largo de 60 metros de continuidad sobre placas y fisuras verticales y técnicas.

A mí me tocó nuevamente una travesía. Esta vez era un 6b+ de placa totalmente horizontal hacia izquierdas, exigente y delicado de pies.

En la siguiente reunión comentamos la idea de escalar en ensamble en caso de verlo factible sobre la marcha. 
Rafa se puso con su largo. Escalaba rápido mientras yo iba dejando la reunión con el equipamiento imprescindible por si me tocase salir. Avisé de los metros que quedaban de cuerda, en lo que este me respondió que qué me parecía salir en ensamble. Sin pensármelo le respondí de manera afirmativa. 
No hay nadie en el mundo en quién más confíe que en Rafa, de modo que si el ve factible esa opción y cree en ella, yo le acompaño a ciegas donde me diga. Termino de desmontar mi reunión para salir al unísono de su ritmo. La cuerda hace tope en los nudos de mi arnés, de modo que salgo y comienza la danza simultánea. A sesenta metros de distancia, y con 120 metros de cuerdas dobles entre medias, nos entendemos perfectamente. Llevamos tal sincronicidad que a mí no le pasa un pensamiento por la cabeza sin él lo sepa y viceversa. Esta sutil coordinación solo puede entenderse cuando experimentas esta situación con una persona con la que conectas a un nivel de confianza súbita como el que precisa la escalada de compromiso. 

Tras estos casi cien metros empalmados, volvimos a recorrer otra larga repisa para salir a cumbre por un último y bonito largo de quinto que hicimos ya en zapatillas.

Mientras terminábamos de recoger el material escuchamos a nuestros compañeros como también hacían cumbre. Nos sorprendió verles terminar tan rápido la vía, hasta que nos contaron que tras múltiples embarques, dieron por perdida la vía y terminaron por solucionarlo subiendo por un remix de largos fáciles de las distintas vías con las que se iban cruzando.
Desde este punto hicimos todos juntos el camino a cumbre y la bajada hasta el albergue.


*5 de Marzo del 2020:

Amaneció un día con altas probabilidades de lluvia. Mikel Zabalza pensó que sería un buen momento para aprovechar descansando. Mikel Inoriza, a primera hora de la mañana, llegaría con su coche (la bala blanca) desde el Pirineo aragonés, donde había currado el día anterior. Berni y Ander le esperarían para salir en busca de la liberación de algunas de las vías cortas de artificial que se sitúan a la izquierda del muro. Y Rafa y yo apostamos por nuestra velocidad y asumimos el riesgo de meternos a primera hora en una vía que desde el croquis consideramos como lo suficientemente rápida. Sin Vergüenza 310m, 6c+”.
Croquis de la vía Sin Vergüenza, pared de Aragón. Montrebei
Hacemos la aproximación a buen ritmo, sin demasiadas contemplaciones. Intuimos donde debe estar aproximadamente la vía que buscamos. Paramos a echar un vistazo panorámico en un par de lugares hasta que nos topamos con un tenue grabado en la pared con las siglas “SV”. Sabemos que paradójicamente, por aquí cerca hay una vía que se llama “Siete Venas”, y de hecho, yo la escalé hace un par de años, y creí recordar prestarle atención a esta marca ante la posibilidad de que en aquél momento me estuviera marcando el inicio de la vía, lo que resultó ser que en aquel momento no era una marca para la ruta a por la que iba. Pero lo que un día puede presentarse como una señal confusa, carente de sentido y que puede llegar a desorientarte, otro día tal que este, puede resultar la clave. Y así fue.
Vimos un par de paraboles alejados como indicaba la guía y a por ellos que fuimos.
Bajo la idea de tratar de escalar lo más rápido posible, Rafa empalmó los dos primeros largos, quitándonos del medio rápidamente los 50 metros iniciales.


Luego me tocaba a mí el largo de 6c+. El comienzo de este largo era asequible. Con unos tramos de andar por cuestas inclinadas con las cuerdas en las manos y con algún resalte. Cuando llegué a la última parte, la cosa cambió radicalmente. Era una sección en la que debía abandonar la seguridad de un diedro para pasarme a una placa de agarres raros y pequeños, de los cuales debía hacer bloqueos largos y controlados. Pese a que en aquel momento estaba protegido con dos paraboles, no me apetecía nada cometer un fallo, pues llevaba muchos metros escalados y debido a los tramos casi horizontales anteriores, las cuerdas ondeaban y me daba miedo poder llegar a darme con la repisa de más abajo en el caso de caerme.
Bajo las voces de ánimo que me llegaban proyectadas desde 40 metros más abajo resolví la sección sintiéndome cerca del límite.
Rafa, cuando escaló esta zona de segundo, pese a ponerle un gran entusiasmo, terminó por caerse. Me dio una pequeña rabia empática por mi compañero, pero a su vez me consolaba el hecho de que a un escalador hecho y derecho como él, esta secuencia le hiciera caer. Aquello decía mucho de el bloque al que me había enfrentado.

A Rafa le toca un 6b algo expuesto a una caída fea sobre la repisa en los primeros movimientos. Resultó ser un largo con más travesía de lo que parecía indicar el croquis, pero Rafa, como de normal, encontró muy bien el camino.


Mientras tanto, el cielo iba ganando un color cada vez más plomizo a la par que el ambiente cogía más humedad. Llegó un momento, precisamente durante este largo, que comenzaron a caer las primeras gotas de agua. Si esto no iba a más, no pasaría a ser un problema mayor. Por el momento la lluvia no tenía la suficiente fuerza como para echarnos para atrás. 
Por otra parte, estábamos en una vía con bastantes travesías y aparentemente no prestaba una escapada demasiado lógica ni cómoda en el caso de tener que abandonar. Para nosotros en aquél momento nos resultaría mas rápido y seguro salir por arriba que por abajo. 
Todas estas valoraciones las hacemos de manera independiente y en un principio ni siquiera llegamos a comentar nada entre nosotros. Simplemente ambos tratábamos de mantener un ambiente animado y en el que no se asomase la idea de abandono. En otras palabras, tal es nuestra motivación que fingíamos no estar viento la inminente tormenta que se nos venía encima y simplemente comentábamos la idea de intentar escalar lo mas rápido posible. La situación resultaba muy graciosa.

Los siguientes largos de V+ y 6a los empalmé. Así de curioso es juego de la escalada que el 6a me pareció bastante más fácil que el V+.

Rafa vuelve a empalmar, un 6b con un V+, y yo hice otro largo trámite de V para llegar al pié de la última parte de la escalada. 

Rafa entra en aquella fisura diedrada de 6b que componía el penúltimo largo, cuyos metros resultaron ser sorprendentes. La roca mostró de una calidad completamente inesperada, tanto por sus formas como por lo estético de los movimientos. También es cierto que la última parte era una travesía hacia izquierdas un tanto rota por la que se debía escalar con suma delicadeza, tanto a la hora de protegerse como a la de progresar para no volar por sorpresa con ningún bloque en la mano.

Me emocionó llegar a la reunión y verme deslumbrado por la belleza del largo final que de manera aleatoria me había tocado disfrutar de primero.

Aquel desplome lleno ambiente, magia y colores le hacía recobrar el sentido a que estuviésemos como únicos locos escaladores en esta pared en un día como el que hacía.

Los primeros pasos entraban por una travesía horizontal a derechas, dentro del gran desplome. Todo se escalaba en completa auto protección, pero metiendo piezas muy buenas.
Había un reposo antes de salvar un techo realmente intenso y obligado.

Enfrentándome a aquella sección, descubrí unos pasos bastante más técnicos de los que esperaba encontrar. Aguanté demasiado tiempo de unos planos romos mientras trababa de descifrar como salir de allí sin caerme. Perdí tiempo y con ello casi toda la fuerza. Por un momento el tiempo se paró, e hice aquella rápida evaluación del riesgo que mi cabeza ejecuta de manera automática cuando me veo metido en una situación con una alta probabilidad de caída. El resultado fué: 0 peligros, dale con todo. Y nuevamente, escuchando los ánimos de Rafa de fondo, me tiro a por lo que deseo que sea un buen canto, y por suerte mis deseos fueron concebidos. 
El resto del largo transcurre por un fantástico diedro desplomado hasta llegar al muro vertical que da paso a la luz del sol, o en este caso a las espesas nubes con viento.
Mientras recupero cuerda, no puedo evitar hacer juicios sobre la reciente conquista. Y como resultado de la rápida reflexión me sale que los largos difíciles, los que además el croquis da la opción de la graduación artificial, están mal cotados, pues este largo me ha parecido que ya podría ser un buen 7a, y el largo de 6c+ carecía de sentido. Sin más… importancia la justa a las minucias.

Llegamos a cumbre pudiendo parar el cronómetro a las 4 horas y 20 minutos de haber empezado.

Y haciendo uso de la suerte que nos caracteriza, cuando 40 minutos más tarde estábamos ya entrando en el coche, justo se pone a llover con fuerza. Lo que nos provoca la risa.


*6 de Marzo del 2020:

Vamos a por nuestro tercer día de tapia consecutivo y cuarto de escalada. Esta vez entramos a la pared de Aragón por la parte de arriba para ir a la pilastra. Mikel Zabalza se anima a formar con nosotros la cordada Navarro-Madrileña.

Nos decidimos por la logística de entrarle a la vía rapelando. Así podemos dejar buena parte del peso (como zapatillas, abrigo sobrante, mochila…) arriba y escalar más liberados.
La vía elegida de llama “Tela 400m, 7a+”
Croquis de la vía Tela en la Pared de Aragón. Montrebei

Mikel es el primero en rapelar. Se salta la primera reunión confiando en llegar a por la siguiente y así empalmar más metros, y es entonces cuando comienza la aventura.

Mikel no encuentra ninguna otra instalación, y allí a más de 500 metros del suelo tiene que montar con lo que puede una precaria triangulación para liberar las cuerdas. Rafa es el siguiente en bajar,. Mikel le informa a tiempo y este para en la primera reunión, unos 20 metros por encima de Mikel. Después bajo yo hasta Rafa. Pasamos las cuerdas por el nuevo rápel y las balanceamos hasta que Mikel puede llegar a cogerlas y continuar rapelando.

En seguida damos cuenta de que nos encontrábamos más a la izquierda de por donde creíamos estar rapelando. Pasada la mitad de la pared intuimos la posibilidad de llegar a nuestra vía haciendo una buena travesía. Rafa toma la iniciativa y nos lleva hasta la esta, donde aparecemos la altura de la quinta reunión.

Valorando el tiempo que hemos perdido tratando de llegar a la línea, creemos conveniente comenzar desde este punto para no arriesgar a que se nos haga demasiado tarde. Únicamente nos quitaríamos 150 metros de largos fáciles y con vegetación. Realmente la acción empieza aquí. Me ofrezco voluntario para comenzar y salgo para arriba.

Por encima se puede ver un mar de caliza gris de excelente calidad. Llego a apreciar algún parabolt en la distancia que pretende ofrecerme un rumbo que seguir. Disfruto colocando los friends y empotradores en las variadas formas que encuentro en la pared. Cuando me topo con una sección sensiblemente más dura y difícil de proteger es justo donde chapo el parabolt. Aquí la escalada se convierte en un juego por la interpretación de la vía, tanto para hacer los movimientos como para protegerse con los seguros flotantes. Aunque a veces abruma la multitud de opciones que s epueden encontrar. Un 6c precioso, con grandes promesas para los largos venideros resultaron ser los primeros 45 metros de la vía.

A todos nos agradó esta bienvenida. Deseosos por saber como continuaba la escalada, Rafa se ató los cabos y fue a por el siguiente 6c+. Un largo espectacular, con un diedro técnico seguido de una placa totalmente vertical con tonos anaranjados y pasos técnicos y físicos. Un tramo muy elegante que nuevamente encadenamos los tres.

Llegó el turno de “Txérif”. Este siguiente resultó un largo de placa bastante lisa, vertical y equipado en su totalidad, aunque de apretar.
Comenzaba por una travesía ascendente a derechas para continuar por un pequeño techo con pasos no muy evidentes. Justo aquel techo y las dos chapas que le seguían era lo más duro de la vía. La cosa iba de bloqueos sobre regletas netas pero que por momentos se iban sintiendo más pequeñas en las manos. Mikel, tras una emocionante lucha de movimientos dinámicos con apuestas inciertas y cautos destrepes, llegó a la reunión con los antebrazos al rojo vivo, pero victorioso. 

Rafa y yo, tras sus marcas de magnesio y después de presenciar los movimientos acertados, pudimos pasar agradecidamete y sin complicaciones.

Otra vez me hago yo con las riendas, y de nuevo me toca un tramo de gozar. 50 metros de 6c, con algunos puentes de roca que indicaban el trayecto y algún parabolt para los momentos más inciertos. Otro fantástico largo…


Y para terminar, Rafa nos llevó a cumbre marcándose un largo de supuesto 6c+ con dos horribles pasos a bloque que nos hicieron pensar que podría ser más duro que el 7a+. Rafa se lo curró sacándolo bastante bien. Tanto, que Mikel y yo nos sorprendimos de la dureza de las secciones y de lo poco que nuestro amigo se había quejado a la hora de enfrentarse.

Ya en la cumbre pudimos terminar contentos de, pese a haber comenzado el día un poco turbio en los rápeles, finalmente se nos había dado muy bien.
La vía era una recomendación que nos había hecho el propio aperturista, y salvo por los primeros largos, que no llegamos a conocer, nos pareció una buena recomendación, pues los tres coincidimos en que esta es una pequeña aventura que merece la pena vivir si te da el nivel para ello. 

Una más para la saca, ¿llegaremos algún día a escalar aunque sea la mitad de las vías de Montrebei?


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