domingo, 5 de febrero de 2012

Condiciones extremas (frío siberiano)


*Día 4 del 2 de 2012.

Por la noche del día 3,después del entrenamiento de rugby, acabamos de decidir la salida que tendría lugar al día siguiente.
En rutas que habíamos recorrido por Peñalara, nos fijamos en unos corredores que se podrían subir con nieve, así que decidimos escalar al pico por un corredor de la cara sur. En las noticias dieron alerta naranja por vientos y con temperaturas muy bajas.
A las nueve salimos del coche, en el que marcaba el termómetro 8 grados bajo cero. Empezamos la marcha desde el Puerto de Cotos. Había bastantes coches y nos pareció en ese momento que la gente estaría subiendo la montaña sin muchos problemas.
Nos fijamos los crampones y sin pensarlo dos veces empezamos a subir por el camino… el viento soplaba a unos 30 kilómetros por hora, así que no le dimos mucha importancia porque eso no es un problema.


A pocos metros de la desviación que queríamos tomar, el cómodo camino protegido por árboles se convirtió en una zona demasiado expuesta, la niebla no te dejaba ver mas allá de 30 metros, la montaña te soltaba ráfagas de viento de hasta 90 kilómetros por hora y una sensación térmica menor de 12 grados bajo cero invadía el ambiente. Ya nos encontrábamos superiores a los 2.000 metros. Una ráfaga de viento nos lanzó para atrás haciéndonos caer en el hielo, clavamos el piolet frenándonos en el momento. La odiosa ventisca nos machacaba la cara obligándonos a cerrar los ojos. Nos separamos unos metros para mantener una distancia de seguridad en la que no nos pudiésemos lesionar con los crampones entre nosotros. Intentamos avanzar luchando contra el feroz viento durante un cuarto de hora en el que no conseguimos hacer otra cosa que acabar en el suelo sin haber avanzado ni 10 metros. El viento era tan fuerte que intentar avanzar era como pretender juntar dos enormes imanes del mismo polo entre si.
Javi cavó un pequeño hoyo en la nieve para protegerse del viento mientras Cristian reptaba clavando el piolet en la nieve acercándose. Uno a 10 centímetros de otro, gritándonos al oído para escucharnos, decidimos posponerlo para el fin de semana que viene si las condiciones nos lo permitían, porque en ese momento sería correr un riesgo innecesario debido a las condiciones extremas en las que nos encontrábamos, así que Javi sacó la cámara e hizo una foto agarrándola fuertemente para que el viento no se la arrancara de su mano, y así inmortalizó este momento.

A la vuelta sentíamos como el hielo pegado en las pestañas no nos permitía abrir completamente los ojos, tambien notamos el gorro y la braga duras como piedras debido a la congelación. No tardamos mucho en bajar y nada mas llegar a cotos entramos en el bar a calentarnos al fuego y secar la ropa. Fuera hacía bastante viento aún, pero no habíamos ido hasta allí para estar sentados, así que en cuanto recuperamos la temperatura de nuestra cara y se secó la ropa fuimos a dar un bonito paseo por el camino de Valdesqui pasando por el refugio y viendo el genial valle que se creaba entre Peñalara y Cabeza de hierro.
Volvimos al bar a la hora de comer y nos tomamos un par de bocadillos de lomo mientras planeábamos el día que volveríamos para acabar lo que dejamos pendiente.





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