Al volver de
Alicante fuimos directamente al norte, a intentar cumplir el sueño de escalar
la cara oeste del Naranjo de Bulnes, en Picos de Europa, Asturias. Iríamos con
nuestro amigo Juanjo.
Queríamos
escalar la vía de Rabadá Navarro, una vía mítica que en libre sale en 6c+.
Después de
las horas de viaje que nos llevó llegar a Asturias se nos hizo tarde para
comprar todo y llegar al Naranjo en el mismo día, de modo que dormimos en el
albergue de Sotres. La mañana siguiente andamos entre dos horas y media y tres
con la mochila cargada de lo que sería nuestra vida para 5 días, más el
material de escalada, así que de 20 kilos no bajaría el peso.
El
entorno Asturiano que se iba abriendo a nuestro paso era inmejorable: pastos
verdes y frescos de los que se alimentaban las vacas libres y felices en un
valle lleno de vida y naturaleza. Según nos aproximábamos contemplamos las
montañas rocosas sobresaliendo bastamente de la Tierra como si de una carrera
por llegar antes al cielo se tratara, de la que salía victoriosa la montaña de
el Naranjo, con sus visibles y temibles 550 metros de tapia vertical
sobresalientes de la intermitente niebla pasajera.El Naranjo de Bulnes en todo su explendor |
Después de
montar el vivac, no nos resistimos más a escalar. Al ser las 6 decidimos probar
unos 100 metros o más de alguna vía, por lo que después de mirar la guía y
tirarnos buen rato buscando la Sagitario, nos dispusimos a probarla, pero en el
primer largo sufrimos un pequeño accidente por nuestra imprudencia que pudo
haber terminado en desastre, nos hizo abandonar el lugar con mucha suerte y sin
tener que lamentar nada… no aremos inca-pié en lo que pasó, pero hay que decir
que fue una experiencia por la que teníamos que pasar y de la que aprendimos
enormemente para que no se vuelva a producir.
Con mal
sabor de boca nos volvimos a Madrid después de solo haber podido estar dos
noches en Asturias.
Los días
posteriores fuimos a matar un poco las ganas de escalar al Torozo de Gredos en
una vía de 300 metros muy bonita pero de la que tuvimos que bajar en el último
largo por no ver por donde seguía la vía y por prudencia, además la temperatura
era de 40 grados y Juanjo sufrió un golpe de calor de vuelta al coche.El pico del Torozo, en Gredos |
Juanjo escalando el ultimo largo que hicimos |
Empezamos
por un primer largo de adherencia algo difícil, de 6a.
Primer largo del Pájaro |
Llegamos a
una chimenea lo bastante ancha como para no poder protegerla con friend pero no
lo suficiente como para que nos entrara el cuerpo bien en ella, aparentemente
no era gran cosa, pero teníamos todavía muy fresco en la mente lo que había
pasado en el Naranjo además de las heridas y aquello nos echaba atrás,
estudiamos varias posibilidades y tras discutirlo decidimos rapelar y dejarlo
para otro momento.
De todo
esto ya hace como mes y medio y estamos psicológica y físicamente recuperados
de los daños. Tenemos unas escaladas pendientes que terminar y una infinidad de
sueños que cumplir de los que hay que aceptar todo en sus intentos y sobre todo
dejarse aprender de ellos.
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