Tras este
paréntesis de largo tiempo sin actualizaciones en el blogg, queremos retomarlo
con una de nuestras primeras marchas por la sierra en este año (2013).
*Día 20 de
enero del 2013:
Nuestro blogg
cumple un año, y volvemos para celebrarlo al mismo sitio de donde nació, a la Sierra
de Guadarrama. Queriendo aprovechar la considerable capa de nieve que este
invierno nos está ofreciendo, fuimos caminar un poco por Siete Picos.
En esta marcha
nos acompañaban Lalo, un majísimo alumno suyo llamado Mario, Borja, Cristian y
Javi.
De izquierda a derecha: Cristian, Borja, Javi y Lalo |
Salimos desde
el puerto de Navarrulaque y comenzamos el camino internándonos en la montaña
por una pista ancha en la que más tarde desembocarían los estrechos e
irregulares caminos típicos del lugar...
Cada vez la
nieve cubría más, pero sacamos las raquetas y se caminaba de maravilla. No hacía
un tiempo muy despejado aunque de vez en cuando la vista nos alcanzaba a ver
unos pocos kilómetros a lo lejos.
Ascendíamos
por la falda de la montaña dirección al pico este, haciendo una larga travesía
hasta el momento de atacar frontalmente la primera de estas siete.
A ratos, la
nieve llegaba por encima de las rodillas y el frío de la altitud se hacía notar
en el hielo adherido a las rocas y sus preciosas estalactitas colgando. Así que
entramos en un corredor de breve inclinación por el que pudimos empequeñecer el
pueblo más y más bajo nuestros pies.
Al poco de
llegar a la primera cumbre, el corredor nos presentó una parte más técnica en
la que tuvimos que hacer uso de los crampones y piolets. Trepamos por una
cascadita de hielo de unos 5 metros y seguimos abriendo huella por la última y empinada
pendiente que en ocasiones la nieve nos tragaba casi hasta la cadera.
La espectacularidad
del paisaje crecía a la par de los metros recorridos, una vez descansados nos
fijamos las raquetas y andamos por este lugar, un lugar que no ofrecía
ningún calor y nada de vistas por desgracia, pero ya en sí, no le faltaba nada
para poder contemplarlo con profunda admiración.
Continuamos cresteando
por la disfrutona zona sin perder detalle del paisaje, los arboles estaban
medio sepulcrados por la nieve y eran totalmente blancos y cristalinos debido al
hielo, casi podías ver tu reflejo en las enormes rocas de granito por la misma
razón, y en el suelo se apreciaban pequeñas dunas de nieve de distintos tamaños
y formas debido al viento, que como si de un molde se tratase había esculpido
parte del lugar.
Pico por
pico acabamos contando siete, y la inclinación de la montaña esta vez fue a
favor de la gravedad, de modo que nos topamos con otro caminito de regreso.
Después de
haber recorrido más de 13 kilómetros en montaña y haber caminado durante unas 7
horas llegamos al coche para volvernos ya gusto a casa con una ruta más en el
bolsillo.
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