jueves, 7 de febrero de 2013

Siete Picos


Tras este paréntesis de largo tiempo sin actualizaciones en el blogg, queremos retomarlo con una de nuestras primeras marchas por la sierra en este año (2013).

*Día 20 de enero del 2013:

Nuestro blogg cumple un año, y volvemos para celebrarlo al mismo sitio de donde nació, a la Sierra de Guadarrama. Queriendo aprovechar la considerable capa de nieve que este invierno nos está ofreciendo, fuimos caminar un poco por Siete Picos.
En esta marcha nos acompañaban Lalo, un majísimo alumno suyo llamado Mario, Borja, Cristian y Javi.
De izquierda a derecha: Cristian, Borja, Javi y Lalo
 Salimos desde el puerto de Navarrulaque y comenzamos el camino internándonos en la montaña por una pista ancha en la que más tarde desembocarían los estrechos e irregulares caminos típicos del lugar...
Cada vez la nieve cubría más, pero sacamos las raquetas y se caminaba de maravilla. No hacía un tiempo muy despejado aunque de vez en cuando la vista nos alcanzaba a ver unos pocos kilómetros a lo lejos.

Ascendíamos por la falda de la montaña dirección al pico este, haciendo una larga travesía hasta el momento de atacar frontalmente la primera de estas siete.
A ratos, la nieve llegaba por encima de las rodillas y el frío de la altitud se hacía notar en el hielo adherido a las rocas y sus preciosas estalactitas colgando. Así que entramos en un corredor de breve inclinación por el que pudimos empequeñecer el pueblo más y más bajo nuestros pies.



Al poco de llegar a la primera cumbre, el corredor nos presentó una parte más técnica en la que tuvimos que hacer uso de los crampones y piolets. Trepamos por una cascadita de hielo de unos 5 metros y seguimos abriendo huella por la última y empinada pendiente que en ocasiones la nieve nos tragaba casi hasta la cadera.


 Después de estos últimos agotadores metros pudimos coronar la primera de las pequeñas cimas descansando y comiendo algo…

La espectacularidad del paisaje crecía a la par de los metros recorridos, una vez descansados nos fijamos las raquetas y andamos por este lugar, un lugar que no ofrecía ningún calor y nada de vistas por desgracia, pero ya en sí, no le faltaba nada para poder contemplarlo con profunda admiración.



Continuamos cresteando por la disfrutona zona sin perder detalle del paisaje, los arboles estaban medio sepulcrados por la nieve y eran totalmente blancos y cristalinos debido al hielo, casi podías ver tu reflejo en las enormes rocas de granito por la misma razón, y en el suelo se apreciaban pequeñas dunas de nieve de distintos tamaños y formas debido al viento, que como si de un molde se tratase había esculpido parte del lugar.


Pico por pico acabamos contando siete, y la inclinación de la montaña esta vez fue a favor de la gravedad, de modo que nos topamos con otro caminito de regreso.


Después de haber recorrido más de 13 kilómetros en montaña y haber caminado durante unas 7 horas llegamos al coche para volvernos ya gusto a casa con una ruta más en el bolsillo.



















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