Acudimos todos a una reunión informativa, por parte de
la federación no recibimos la más mínima presión para con los resultados,
simplemente esta reunión era para conocernos y entender cual sería nuestro papel. Firmamos un contrato de patrocinio de un año y se comentó que la
competencia era dura, que en este primer año nos lo pasásemos bien e hiciésemos simplemente lo que
pudiéramos. Pecábamos de experiencia en cualquier tipo de competición y en el
caso de Rafa y yo no nos conocíamos de nada, aun así y entre la incredulidad
general, Rober nos conocía por separado y tenía fe en que juntos podríamos asustar
un poco en los rallys. No teníamos ni idea de cómo se desarrollaba un rally ni
de cuáles eran las decisiones más acertadas para llevar a cabo una buena
actuación.
Con
una beca de apenas 100 euros por cordada para gastos de viaje mas la
inscripción a todas las competiciones Rafa y yo hicimos por conocernos y
quedamos un par de veces para escalar en la Cabrera, que pese a lo que se
sugiera en el artículo Desnivel, muchas de las vías no las conocíamos y pasamos
a penas una vez por ellas. El tercer día que entablamos contacto fue para
competir. Somos dos escaladores muy motivados que simplemente hacíamos lo que
más nos gusta y lo más deprisa posible. Dado que sobre la marcha superamos
aquél día nuestras expectativas sobrepasando el número de vías que pensábamos
hacer, tuvimos que empezar a meternos a vista por estas. Cuando llegamos a la
cumbre por última vez nos sobraron 27 minutos. Lo que quiere decir que hilando
más fino, nuestro record todavía se podría batir.
La verdad es
que de no ser por esta competición, jamás habríamos descubierto de lo que somos
capaces y hasta donde podemos llegar, todavía hoy eso sigue siendo un misterio.
Lógicamente
Rafa y yo hicimos muy buenas migas y fuimos aprendiendo más el uno del otro a
lo largo de las escasas veces que nos veíamos.
Yo siempre he dicho que en una pared se conoce mejor y
más rápido a las personas. Nos mostramos sencillos a la hora de dejar ver
nuestros miedos, abiertos a las alternativas en caso de discrepancias, trabajando en equipo para
solucionar todos los problemas, y siendo comprensivos con las cagadas del compañero.
Simplemente cuando estamos allí arriba, la vida de uno depende de la del otro,
turnando y confiándonos ese poder.
La
crítica de Desnivel tras este primer Rally al parecer fue : Es obvio que es
muy diferente enfrentarse a un tipo de roca por primera vez que estar habituado
a ella, y más aún cuando es una escalada tan técnica como la que exigen las fisuras limpias y placas graníticas de
La Cabrera. Es un
hecho que no desmerece la actuación de los jóvenes fichajes de la Federación
Madrileña, Javi Guzmán y
Rafa Gómez
Y lo
remataron con: veremos si mantienen posiciones en otros terrenos.
Algo un tanto feo al no tener ninguna información
sobre nosotros más que las vías escaladas de la cabrera mas todo lo que había
detrás de “estar habituado a esa escalada
tan particular”
Después de esto, el equipo
hicimos un viajecito a Calpe para ver que se cuenta la caliza de la costa
blanca (por supuesto pagado de nuestro bolsillo).
El equipo de la selección madrileña haciendo un reconocimiento del terreno una semana antes de competir |
Arturo en el último largo de Pilar López de Sancho 6b+ |
El motivo de la agresividad de las gaviotas |
El gran día del Rally del Peñón llegó. El viernes de
antes fue la entrega de dorsales y la mayoría de los participantes nos
juntábamos para charlar en el bar. Se comentaba que los ibicencos venían muy
fuertes, también se hablaba de Pedro soto y Carlos Henández, pero sobre todo los nombres más escuchados fueron los de Álvaro Lafuente y Jesús Ibarz. Se ve de lejos
que estos vienen a partirlo y me quito el sombrero ante su forma de escalar y
de dar la talla con tantísima calidad como lo hicieron.
Sin duda, a esta gente, nosotros no les
representábamos una amenaza, lo de la cabrera lo hace cualquier local habituado
a la escalada de la zona y se dice que para la roca del peñón también hay que
estar habituado a sí que se nos estima con pocas posibilidades.
La noche
anterior la pasamos en un hotel de dudosa comodidad. Al igual que en la
cabrera, no pude dormir, pase la noche en vela, nervioso, intentando sacarme
los pasos de las vías de la cabeza. A las 5:40 en pié, desayunando fruta,
tostadas, cereales y algún bollo. A las 7:00 andábamos bajo el peñón. 20
minutos antes de la salida se sortearon las vías. Nos vino bien la verdad lo
que en un principio fue un plan “C” ahora era nuestra mejor opción (Gomez Cano).
A las 8:05, detonado por un megáfono, sale una masa
de locos corriendo a devorar las paredes. Al compás de la carrera se escuchaban
tanto los tintineos de los mosquetones que bailaban en los arneses como los gritos
de las sanguinarias gaviotas preparándose en bandadas para la batalla contra
los escaladores.
Después de una carrerita mi compañero se aferra a la
roca y tira como una moto te trial apurando casi al máximo la cuerda, ¡qué
energía!. Llego a su altura recogiendo el material y en las mismas casi sin
detenerme sigo para arriba estirando de nuevo las cuerdas. Casi 120 metros que
me acabo de pegar sin descanso en estos primeros 15 minutos.
Mantenemos el ritmo y la primera vía la metemos en
1h 50´. Aaa Toopee!!! Bajamos corriendo por el camino motivados. Cuando llegamos
al desvío preguntamos, -¿Somos los primeros?, -No, habéis llegado los terceros,
nos miramos uno al otro con un pelo de decepción y sobran las palabras, nos
aceleramos aún más.
Con la misma energía nos
metemos en Puto paseo ecológico, y al terminar esta, nos cuentan que nuestros
compañeros han sufrido un accidente en la primera vía (Mare nostrum) y que a
Pablo se lo ha tenido que llevar el helicóptero hospital. Asegurándonos de que el
accidente no era de demasiada gravedad y algo conmocionados intercambio una mirada con Rafa y
digo, -¡Tío, ahora tenemos que escalar por 4!, y seguidamente fuimos a vengarles haciendo esa
misma vía, Mare Nostrum, y en esta misma vía, al llegar al pié del penúltimo
largo, yo con 50 metros de roce de cuerdas y un último seguro que ni me
acordaba donde lo habría puesto, una gaviota me lo hace imposible para escalar
10 metros de 5º grado, gritando, golpeándome con fuerza en el casco e intentándome
cagar en la cara ( que es donde apuntan siempre).
Al empezar este penúltimo largo una cordada mixta no
se molesta demasiado cuando la adelantamos sin preguntar, vamos tan a fuego que
perdemos algo básico, (la educación) nos disculpamos, charlamos un poco con
ellos en la cumbre y rápido volvemos a las risas.
A las horas de más intenso calor nos metimos en
potencia peluquera, una vía que se suele encontrar sin demanda y a la sombra,
es un poco laboriosa pero lo comido por lo servido, solo tiene 160 metros y mediante tres rápeles te ahorras el desgaste de una bajada corriendo. Seguidamente nos metemos
en (Me estoy quedando sin yemas+ puto paseo ecológico). Aquí en el tercer largo
le vimos un poco las orejas al lobo, entrando en el tercer largo el cielo se
cerró, empezó a tronar y a chispear. Mientras Rafa escalaba yo pensaba en cómo
sería un rappel desde aquí, pero la verdad es que nosotros saldríamos más
rápido por arriba que bajando.
Rafa Gómez en el tercer largo de Potencia Peluquera |
Nos volvimos a encontrar a
la cordada de la Mare Nostrum, a la que agradecemos enormemente que nos dejaran
pasar de nuevo, a su vez empalmando largos otra cordada mixta compuesta por un par de
simpáticos malagueños nos dejó también paso a la vez que se ponía a llover un
poco más fuerte. Rafa se cayó un par de veces de segundo debido a los
patinazos, pero en un momento ya
estábamos en la cumbre. Para nuestra alegría el tiempo cambió de forma radical
y salió un terrible sol.
Corrimos montaña abajo y nos metimos en costa blanca, esta era la tercera
vía que veníamos haciendo con los brazos acalambrados. Después de tantas horas
escalando cada bloqueo que implicase la flexión activa del brazo nos provocaba un terrible pinzamiento con un
intenso dolor en la zona que rodea el codo. Este dolor sufrido por los
participantes que llevan su cuerpo cerca del límite se podría describir como un sin fin de descargas eléctricas. En los últimos largos, cada 5 movimientos en desplome se
nos habrían las manos de una forma tan brutal que nos veíamos obligados a colgarnos
unos segundos con la fifi para recoger energía (no sé de donde) y poder subir
un par de seguros más arriba. Pese a las penurias íbamos con un petardo en el
culo y coronamos en escasamente 1h 10´ esta preciosa vía en la que hace unos
pocos años ya era para mí un reto suficiente el terminarla.
Javier Guzmán escalando de primero el segundo largo de Costa blanca |
Llego de segundo a la cumbre y veo a Rafa recogiéndome
cuerda con la cara roja, empapado en sudor y con unos movimientos lentos y
pesados. Él debió de tener la misma visión de mí. Miro el reloj y son las
19:00, sabemos que es muy ambicioso meter una séptima vía con este horario.
Haciendo un esfuerzo por hundir mis quejas y mi deteriodo físico, le grito a
Rafa. -¡Vamos tío, nos da tiempo, a por la séptima, tenemos que marcar la
diferencia!; rafa no muy convencido me dice –Vale tío, en la cabrera tú estabas
más reventado que yo aquí y seguiste por mí, hoy lo haré yo por ti.-Claro que
sí, yo me siento igual pero si no lo conseguimos que no sea porque no lo
hayamos intentado.
Al ponernos las zapatillas
vimos unas golosinas para deportistas que me regaló mi madre al fondo de la mochila, nos las
metimos de un bocado y enseguida nos vinimos arriba. Bajamos a toda leche cantando y animándonos,
pensando en hacer La Pilar López de Sancho convencidos de tirar de la más
mínima posibilidad. Nos atamos las cuerdas a las 7:20. Rafa tira como un misil
empalmando dos largos, yo sigo tras su estela y le adelanto, llego a la reunión
y me encuentro 4 cordadas y la vía colapsada. Cuando Rafa llega a mi altura nos
quedan 20 minutos y nos hallábamos a mitad de pared, nuestro plan era impracticable, y sin pensarlo le digo a Rafa -¡Corre,
sube al hombro del Peñón!, y lo hace, iba yo de segundo por este plan alternativo surgido
sobre la marcha y Rafa me grita -¡Cinco minutos!, llego a su altura y le sobre
paso. Una vez en cima a penas me quedaban fuerzas para recoger cuerda.
En el último minuto Rafa se deja aparecer en la
cumbre saliendo del último largo lleno de matorrales. Nos abrazamos. yyyuuujuuuuu…!!
¡Lo hemos conseguido tío!
Enseguida nos llamaron desde abajo, pero no les
dejamos que nos contaran la situación del podio, eso se convirtió en algo
secundario, nosotros nos hallábamos felices porque lo habíamos dado todo, y
ganar o no quedó en un segundo plano. Total… no podríamos haberlo hecho mejor
así que… ¡qué mas da!
Al final de todo, lo único valioso y real que nos
llevamos de este mundo son las experiencias, y esta está entre mis favoritas ya
que lo que vivimos va mucho más allá de lo que se pueda expresar en unos
renglones…
Esto no es más que el comienzo de algo grande...
Y después de un merecido día de descanso y aprovechando la maravillosa costa en la que nos hallábamos, fuimos a jugar a la escalada, esta vez haciendo psicobloc en la cueva de Ambolo. Estupenda mañana.
Y después de un merecido día de descanso y aprovechando la maravillosa costa en la que nos hallábamos, fuimos a jugar a la escalada, esta vez haciendo psicobloc en la cueva de Ambolo. Estupenda mañana.
Javier Guzmán Algarrada.
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