En el equipo de Alpinismo, hemos realizado lo que hasta ahora
me ha parecido nuestra mejor actividad desde que comenzamos aquí. Y la mejor
ruta de montaña que haya hecho en mi vida por el momento. Aunque no haya
realizado demasiadas, veo evidente que no va a ser fácil superar esta.
Carros de Foc es una ruta circular que recorre el pirineo catalán
y que se adentra en uno de los paisajes más salvajes y espectaculares de
nuestra península.
Llegándose a convertir en uno de los trekkings más
prestigiosos de Europa, este recorrido, a pesar de tener “solamente 56
kilómetros”, es de gran dureza. Pues su ruta normal suma más de 9.000 metros de
desnivel acumulado sobre un terreno propio de alta montaña.
No paramos en todos los refugios. Algunos nos los saltamos. |
Esta vez éramos 7 más los técnicos. Cristina no puedo venir
porque no estaba recuperada aún de las rozaduras que sufrió en Sierra Nevada.
*Día 7 de Abril del 2017:
El equipo, salimos desde Madrid a las 7:00 am.
Nos
preparamos asegurándonos de no olvidar nada (pues en 6 días no volveremos al
coche), y comenzamos la marcha a pie.
En el
comienzo no pisamos a penas nieve. Ya veníamos avisados de que poco usaríamos
los esquís, y la incertidumbre del grupo se palpaba en el ambiente.
Cuando
ganamos algo de desnivel pudimos ponernos las tablas para progresar durante la
última parte.
El
refugio Ventosa se dejó descubrir, y a las 17:00 terminamos esta corta y
primera etapa.
Todos
respiramos al ver que efectivamente no habíamos traído los esquís en vano, y ya
a penas nos los llegamos a quitar durante el resto del viaje.
No
habíamos foqueado ni 20 minutos y ya estábamos en el refugio con toda la tarde
por delante. De manera que a Rober se le ocurrió subir el irresistible corredor
que se divisaba en la ladera de en frente, para luego descenderlo.
Buena
idea. Casi todos le imitamos y salimos detrás de él a ganarnos la comida.
Pude
estrenar mis nuevos esquís de segunda mano, y para mi sorpresa, solo rodé un
par de veces.
*Día 8 de Abril del 2017:
Nos
levantamos con las primeras luces, desayunamos y nos ponemos en marcha. Esta
vez hicimos dos grupos para ir del refugio de Ventosa al de Llong. Por un lado
Marco, Carlos, Rober y Talo acompañados por Iñigo. Por otro Pablo Velasco,
Pablo Herraez, Marina, Gabriel, Saúl y yo...
Durante
el camino, muchos pudimos lamentar el no haber traído cuchillas para los esquís,
y lo tuvimos que compensar yendo con
sumo cuidado y tacto al cruzar por alguna ladera bien dura.
En este
día, después de una larga subida nos esperó una increíble y casi continuada
bajada hasta el refugio sin quitarnos los esquís. El pirineo comenzaba a
mostrar su gran esplendor.
*Día 9
de Abril del 2017:
Esta
vez íbamos todos juntos como un equipo. La gente se estaba portando como
auténticos titanes. Todo el mundo aguantaba el ritmo en las fuertes subidas, se
gozaba las excepcionales bajadas y no se escuchó una sola queja en todo el
viaje. Así da gusto.
En esta foto de puede diferenciar nuestra traza de bajada sobre la nieve virgen |
Tras esquiar aquel gran corredor central. |
Subida final antes de coronar cima |
El paisaje me dejaba completamente anonadado,
solo me funcionaba la capacidad de disfrutar. Llegamos incluso a coronar algún
pico que se acercaba a los tres mil metros para luego deslizar cuesta abajo por
sus laderas. Algo que me impresionó bastante fue la velocidad con la que uno se
puede llegar a mover sobre sus esquís. Las distancias quedan reducidas a la
mitad, lo que viene a ser únicamente la subida. Durante las bajadas
kilométricas no solo recorres enormes distancias en muy cortos tiempos, sino
que además ese momento se disfruta a tal nivel que se te queda todavía más
corto el tramo.
Daban tormenta a las 15:00, y después
de cruzar un lago congelado, entrábamos en nuestro querido refugio de Subenuix a
las 16:00, en el momento que justamente comenzaba a nevar.
Pintoresco refugio el de Subenuix, custodiado por un lago que lo rodea casi por completo. |
El guarda del refugio y una inquilina
tocaban la guitarra, y Pablo no se pudo resistir. Nos obligó a todos a cantar
canciones en coro, acompañando las guitarras. Y por si fuera poco lo grabó
todo.
Pablo dice que ningún equipo de
alpinismo en la historia tiene un coro como el nuestro.
Y como siempre; cenamos y dormimos de
maravilla…
*Día 10 de Abril del 2017:
Cruzamos de nuevo el lago congelado con
cuidadito y una separación prudente entre todos.
Después del ascenso más duro de la
mañana, paramos en el collado de Monestero para hacer prácticas con el arva,
pala y sonda, simulando una situación de avalancha. Fue un día muy didáctico.
Esta noche la pasamos en el refugio de
Amitges. Con diferencia el refugio mejor ubicado, portador lo que posiblemente
fueran las mejores vistas a contemplar de toda la travesía. Este refugio también
se llevó el premio gordo a la mejor cena y al mejor desayuno (de buffet libre).
Además posee una peculiar y atractiva zona de escalada conocida en la zona,
dominantemente de fisuras verticales de auto protección de varios largos. Sin
duda repetiré aquí.
*Día 11 de Abril del 2017:
Después del desayuno de los campeones
la marcha comienza. Como siempre con una buena subida para hacer la digestión y
calentar bien piernas y pulmones.
Después de nuestra merecida bajada,
paramos en un lugar idílico para hacer prácticas de aseguramiento dinámico en
nieve y rescate en grieta glaciar.
Rober haciendo giros en la bajada |
Yo (Javi Guzmán) montando un polipasto para sacar a Saúl de una grieta |
Las empinadas laderas ya no me
impresionaban. Después de pasar 4 días esquiando, me notaba con una soltura
inapropiada en mí, pues aunque no se pueda decir lo mismo en la roca, soy el
peor esquiador del equipo, también el más reciente, todo hay que decirlo.
Envidiaba a veces la facilidad con la
que bajaban mis compañeros, pero durante los últimos días de esta semana ya no
tenía tanto que envidiar, me había hecho fuerte y notaba como tenía asimilados
ya un montón de conceptos básicos.
Tras una subida más, después de la
parte de formación nos esperó una bajada de en cuento con salto incluido que
nos conduciría al refugio de Colomers.
*Día 12 de Abril del 2017:
Nos levantamos entre las 6 y las 7,
como todos los días. Con algo de pena comenzamos la etapa que cierra nuestra
ruta circular. Esto parece que se está acabando.
No sin antes unos rápeles y des trepes
por un inesperado terreno con el que nos topamos de lleno.
Pasamos por delante del Ventosa sin
detenernos, lo que había sido nuestro primer refugio ahora es el último.
Después de nuestra última esquiada
llegamos a un terreno pelado. Esquís a la mochila y a caminar…
Unas horas más tarde estábamos en una
terraza de bar, donde pudimos hacer un repaso mental y recordar los mejores
momentos de la ruta entre risas y comida.
Las imágenes de este asombroso lugar,
los atardeceres mágicos, la compañía insuperable, el aprendizaj, el silencio,
la brisa, las tormentas, los olores, animales, lagos… ya pasan a formar parte
de mi corazón.
Repetiría esta experiencia encantado.
Pero como digo siempre: “el final de una aventura no es más que el comienzo de
otra”.
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