jueves, 31 de agosto de 2017

Montrebei, (Diedro Gris en ensamble) + Pico del Alba (3.112m) en esquís

*Día 5 de Mayo del 2017:

 Este ha sido un fin de semana muy completo para el EJAM: salimos de Madrid el viernes temprano y después de hacer compra en Huesca, vamos a la cresta de Olvena para practicar la escalada en ensamble. En esta actividad participé como técnico ayudando en la enseñanza de esta técnica de escalada.



Dormimos en el congost de Montrebei para escalar el sábado en la pared de Cataluña. Y es aquí cuando comenzó la verdadera aventura.

*Día 6 de Mayo del 2017:

Amanece. La idea es escalar la imponente pared de Cataluña. Las cordadas ya están hechas. A Rober y a mí nos han dejado ponernos juntos.
Después de pasar la tarde del día anterior meditando bastante sobre la vía que queríamos hacer y en qué estilo, nos decantamos por hacer una vía asequible en el estilo más ligero posible. De modo que nos serviría como experienciay entrenamiento para nuestro gran proyecto de los Alpes (El Espolón Walker a Las Grandes Jorasses).
Las 6:30, hora de levantarse…

Nuestros compañeros se pusieron a funcionar, pero Rober y yo nos encontrábamos muy cómodos en el saco, dentro de nuestra acogedora tienda azul. Sobre las 7:30, nuestros compañeros  se pusieron rumbo a la pared.
Mientras tanto, nuestra estrategia elegida nos permitía más horas de sueño y un desayuno más relajado.
Algo mas allá de las 8:10 nos levantamos, desayunamos y lo recogemos todo. Cargamos con nuestras mochilas ya preparadas del día de antes, y pasadas las 9:00 comenzamos la aproximación.


Lo cierto es que me impresionó lo bonito que era el camino.
La vía que finalmente habíamos escogido hacer era (Diedros grises 410m, 6a+).

En la mochila porteábamos un amplio juego de friends, un puñado de cintas express, y una cuerda simple de 30 metros. Cuando vimos el paredón nos entraba la risa.

Este estilo de escalada es algo arriesgado. Lo que suele ser normal es llevar 120 metros de cuerdas, y con eso se puede salir casi de cualquier sitio. Digamos que al llevar una cuerda simple de 30m, reduces a 0 el margen al error. Pues si ocurriera algo, solo tendríamos la posibilidad de hacer rápeles de 15m, y el largo más corto en esta vía es de 25m. Por otro lado, contábamos con que Pablo y Gabo escalarían en la misma vía, con lo cual, en caso de problema podríamos disponer de sus cuerdas.
Aunque la pared mostrase una apariencia agresiva e intimidante, yo me sentía plenamente confiado y cómodo con el estilo elegido y con la compañía de Roberto.
Parecía ir todo muy bien. Pues el horario mínimo que marcaban de aproximación es de 1h 30´, y nosotros nos encontrábamos preparándonos a pié de vía en menos de una hora.
Provistos de 4 micro bloqueadores comienzo a escalar. Debo de escatimar en seguros y alejarlos todo lo que pueda si quiero avanzar muchos metros hasta montar la primera reunión.
El primer largo es vertical. La roca descompuesta se gana mi desconfianza y avanzo con extremada cautela. Alejando tanto los seguros no me puedo permitir una rotura de canto. Luego entro en una enorme travesía de 40 metros a izquierdas. Tengo que ir laceando arbustos y puentes de roca intercalados con algún que otro clavo para proteger el largo.
Llego a la reunión tras haber escalado 85 metros. El roce que vendría a continuación se intuye demasiado exagerado como para escalar de esta forma la siguiente parte, que se muestra más técnica. No me queda otra que reunirme aquí con Rober.

Una vez juntos, recolocamos la cuerda, recupero todo el material y continúo. Este largo ya me hace apretar un poco. Se acaba la cuerda y Rober sale en ensamble. Llego a la primera reunión, desde la que está Pablo asegurando a Gabo, 15 metros más arriba. Gabo y yo llegamos a esa reunión a la vez. Creo que he abusado de meter seguros y no me veo con demasiados. Prefiero ser prudente y monto reunión.

 


Llega Rober y le doy todo el material. Ahora le toca a él.
Aprovechamos la ocasión para comentar lo eficaz de este peculiar estilo de escalada. Cómodo, elegante, de precisión, y sobre todo rápido.
Rober comienza con su “gran largo”, cuando la cuerda se acaba, le pego un grito –Pu puu…, y el entiende que tiene que colocar ya un micro bloqueador, para el caso de que si el segundo se cayese no arrastrase al  primero.
Cuando estoy a 3 metros de quitar el bloqueador le vuelvo a gritar para que coloque otro. De este modo estamos siempre asegurados de la posible caída del segundo de cordada.
Pero algo pasó que me entendió mal y colocó los micro bloqueadores demasiado cerca y no pudo hacer más que dos largos seguidos.
Me uní con él y volvió a llegar mi turno.
Comienzo a escalar por última vez. Salvo el primer techo, ya hemos ganado altura, aquí la escalada se vuelve a tramos mas exigente. Con unas partes mas físicas y otras mas técnicas.
Esta vez me cerciono de alejar bien los seguros para poder escalar la mayor cantidad de metros posibles. Es aquí, en este paisaje, a esta altura, con esta exigencia, y con este amigo al final de la cuerda, cuando me siento en plenitud, arrastrando la montaña metros abajo sin cesar.
Me salto una reunión, me salto 2,3,4… se me empieza a agotar el material. Miro hacia abajo y el vacío me satisface, pero también me hace escalar con cautela.
Se me acaban las cintas express, y por muchos clavos tentadores que vea, me tengo que conformar con friends colocados como puedo. Me asalta un momento la incertidumbre sobre si tendré material necesario para llegar a la cumbre. Y después de vacilar un rato con montar reunión, tomo la decisión de continuar la aventura hacia la cumbre. Y muy pelado pero sin arriesgar más de lo necesario, la cima es alcanzada.

Así completamos estos ultimos 6 largos y 185 metros del tirón. Logrando de esta forma, montar solamente tres reuniones en una vía de 12 largos. 

Después de poco más de 4 horitas escalando, bajamos por el denso bosque con tiempo para bañarnos en el río, comer, echarnos la siesta y merendar antes de que nuestros compañeros llegaras de sus respectivas escaladas.

*Día 7 de Mayo del 2017:

Al día siguiente la guardia civil nos hace levantar nuestras tiendas a las 5:30 de la mañana. Los cabrones pasan tan temprano porque una hora más tarde no nos habrían visto, ya que hubiéramos madrugado aunque no tanto, y nadie se habría enterado de nuestra pernocta. Al mes nos llegó a todos una multa al buzón, pero es que era tarde y no encontrábamos donde dormir, tuvimos que echarnos en una pradera, y la tienda era necesaria, pues llovió durante la noche.
El día amaneció muy bueno y dispuesto a ofrecernos una gran experiencia.

Andamos 20 minutos antes de subirnos en las tablas. Y comenzamos a foquear sin descanso una subida infinita.


Cada uno cogió su ritmo y pasito a pasito casi todos llegamos a la cima. Tardamos unas 6 horitas en total. El último tramo era una trepara para la que todos menos Rober, dejamos los esquís abajo esperando.

Javi Guzmán en El Pico del Alba 3.112 metros

Tras el destrepe nos calzamos los esquís. Y tardamos 20 minutos en realizar lo que sería una de las mejores bajadas de mi vida (aunque es cierto que no he hecho demasiadas), pero haber deslizado durante 20 minutos a una velocidad media de 50km/h tras el ascenso a este simpático tresmil, me transmitió una profunda sensación de emoción, acción, y euforia. Me Hizo sentir como un niño pequeño descubriendo algo nuevo e increíble. Bajadas como estas me hacen amar más el esquí de montaña. Poco a poco me voy haciendo yonki de este nuevo estilo de movimiento por montaña que recientemente he integrado en mi vida.
Con este lujo de mañana me despido de un viaje más que completo e inspirador. Gracias a todos los que formáis la EJAM, espero disfrutar a vuestro lado de muchas más aventuras.

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