*Día 5 de
Mayo del 2017:
Dormimos
en el congost de Montrebei para escalar el sábado en la pared de Cataluña. Y es
aquí cuando comenzó la verdadera aventura.
*Día 6
de Mayo del 2017:
Amanece.
La idea es escalar la imponente pared de Cataluña. Las cordadas ya están
hechas. A Rober y a mí nos han dejado ponernos juntos.
Después
de pasar la tarde del día anterior meditando bastante sobre la vía que queríamos
hacer y en qué estilo, nos decantamos por hacer una vía asequible en el estilo
más ligero posible. De modo que nos serviría como experienciay entrenamiento
para nuestro gran proyecto de los Alpes (El Espolón Walker a Las Grandes
Jorasses).
Las
6:30, hora de levantarse…
Nuestros compañeros se pusieron a
funcionar, pero Rober y yo nos encontrábamos muy cómodos en el saco, dentro de
nuestra acogedora tienda azul. Sobre las 7:30, nuestros compañeros se pusieron rumbo a la pared.
Mientras tanto, nuestra estrategia
elegida nos permitía más horas de sueño y un desayuno más relajado.
Algo mas allá de las 8:10 nos
levantamos, desayunamos y lo recogemos todo. Cargamos con nuestras mochilas ya
preparadas del día de antes, y pasadas las 9:00 comenzamos la aproximación.
Lo cierto es que me impresionó lo
bonito que era el camino.
La vía
que finalmente habíamos escogido hacer era (Diedros grises 410m, 6a+).
En la mochila porteábamos un amplio juego de
friends, un puñado de cintas express, y una cuerda simple de 30 metros. Cuando
vimos el paredón nos entraba la risa.
Este estilo de escalada es algo
arriesgado. Lo que suele ser normal es llevar 120 metros de cuerdas, y con eso
se puede salir casi de cualquier sitio. Digamos que al llevar una cuerda simple
de 30m, reduces a 0 el margen al error. Pues si ocurriera algo, solo tendríamos
la posibilidad de hacer rápeles de 15m, y el largo más corto en esta vía es de
25m. Por otro lado, contábamos con que Pablo y Gabo escalarían en la misma vía,
con lo cual, en caso de problema podríamos disponer de sus cuerdas.
Aunque la pared mostrase una
apariencia agresiva e intimidante, yo me sentía plenamente confiado y cómodo
con el estilo elegido y con la compañía de Roberto.
Parecía ir todo muy bien. Pues el
horario mínimo que marcaban de aproximación es de 1h 30´, y nosotros nos
encontrábamos preparándonos a pié de vía en menos de una hora.
Provistos de 4 micro bloqueadores
comienzo a escalar. Debo de escatimar en seguros y alejarlos todo lo que pueda
si quiero avanzar muchos metros hasta montar la primera reunión.
El primer largo es vertical. La roca
descompuesta se gana mi desconfianza y avanzo con extremada cautela. Alejando
tanto los seguros no me puedo permitir una rotura de canto. Luego entro en una
enorme travesía de 40 metros a izquierdas. Tengo que ir laceando arbustos y
puentes de roca intercalados con algún que otro clavo para proteger el largo.
Llego a la reunión tras haber escalado
85 metros. El roce que vendría a continuación se intuye demasiado exagerado como
para escalar de esta forma la siguiente parte, que se muestra más técnica. No
me queda otra que reunirme aquí con Rober.
Una vez juntos, recolocamos la cuerda,
recupero todo el material y continúo. Este largo ya me hace apretar un poco. Se
acaba la cuerda y Rober sale en ensamble. Llego a la primera reunión, desde la
que está Pablo asegurando a Gabo, 15 metros más arriba. Gabo y yo llegamos a
esa reunión a la vez. Creo que he abusado de meter seguros y no me veo con
demasiados. Prefiero ser prudente y monto reunión.
Llega Rober y le doy todo el material.
Ahora le toca a él.
Aprovechamos la ocasión para comentar
lo eficaz de este peculiar estilo de escalada. Cómodo, elegante, de precisión,
y sobre todo rápido.
Rober comienza con su “gran largo”,
cuando la cuerda se acaba, le pego un grito –Pu puu…, y el entiende que tiene
que colocar ya un micro bloqueador, para el caso de que si el segundo se cayese
no arrastrase al primero.
Cuando estoy a 3 metros de quitar el
bloqueador le vuelvo a gritar para que coloque otro. De este modo estamos
siempre asegurados de la posible caída del segundo de cordada.
Pero algo pasó que me entendió mal y
colocó los micro bloqueadores demasiado cerca y no pudo hacer más que dos
largos seguidos.
Me uní con él y volvió a llegar mi
turno.
Comienzo a escalar por última vez.
Salvo el primer techo, ya hemos ganado altura, aquí la escalada se vuelve a tramos
mas exigente. Con unas partes mas físicas y otras mas técnicas.
Esta vez me cerciono de alejar bien
los seguros para poder escalar la mayor cantidad de metros posibles. Es aquí,
en este paisaje, a esta altura, con esta exigencia, y con este amigo al final
de la cuerda, cuando me siento en plenitud, arrastrando la montaña metros abajo
sin cesar.
Me salto una reunión, me salto 2,3,4…
se me empieza a agotar el material. Miro hacia abajo y el vacío me satisface,
pero también me hace escalar con cautela.
Se me acaban las cintas express, y por
muchos clavos tentadores que vea, me tengo que conformar con friends colocados
como puedo. Me asalta un momento la incertidumbre sobre si tendré material
necesario para llegar a la cumbre. Y después de vacilar un rato con montar
reunión, tomo la decisión de continuar la aventura hacia la cumbre. Y muy
pelado pero sin arriesgar más de lo necesario, la cima es alcanzada.
Así completamos estos ultimos 6 largos
y 185 metros del tirón. Logrando de esta forma, montar solamente tres reuniones
en una vía de 12 largos.
Después de poco más de 4 horitas
escalando, bajamos por el denso bosque con tiempo para bañarnos en el río,
comer, echarnos la siesta y merendar antes de que nuestros compañeros llegaras
de sus respectivas escaladas.
*Día 7
de Mayo del 2017:
Al día
siguiente la guardia civil nos hace levantar nuestras tiendas a las 5:30 de la
mañana. Los cabrones pasan tan temprano porque una hora más tarde no nos
habrían visto, ya que hubiéramos madrugado aunque no tanto, y nadie se habría
enterado de nuestra pernocta. Al mes nos llegó a todos una multa al buzón, pero
es que era tarde y no encontrábamos donde dormir, tuvimos que echarnos en una
pradera, y la tienda era necesaria, pues llovió durante la noche.
El día
amaneció muy bueno y dispuesto a ofrecernos una gran experiencia.
Andamos 20 minutos antes de subirnos
en las tablas. Y comenzamos a foquear sin descanso una subida infinita.
Cada uno cogió su ritmo y pasito a pasito casi todos
llegamos a la cima. Tardamos unas 6 horitas en total. El último tramo era una
trepara para la que todos menos Rober, dejamos los esquís abajo esperando.
Javi Guzmán en El Pico del Alba 3.112 metros |
Tras el destrepe nos calzamos los
esquís. Y tardamos 20 minutos en realizar lo que sería una de las mejores
bajadas de mi vida (aunque es cierto que no he hecho demasiadas), pero haber
deslizado durante 20 minutos a una velocidad media de 50km/h tras el ascenso a
este simpático tresmil, me transmitió una profunda sensación de emoción,
acción, y euforia. Me Hizo sentir como un niño pequeño descubriendo algo nuevo
e increíble. Bajadas como estas me hacen amar más el esquí de montaña. Poco a
poco me voy haciendo yonki de este nuevo estilo de movimiento por montaña que
recientemente he integrado en mi vida.
Con este lujo de mañana me despido de
un viaje más que completo e inspirador. Gracias a todos los que formáis la EJAM,
espero disfrutar a vuestro lado de muchas más aventuras.
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