En esta
ocasión nos hemos juntado cuatro personas para dirigirnos a un lugar de terreno
de aventura poco conocido. “Los Montes Tatras” en Polonia. El equipo lo
componemos: Fati, Diego, Vicky y yo.
Ninguno de
nosotros conoce esta cordillera, pero venimos con buenas referencias. Es un
lugar barato y con una cordillera preciosa e ideal para la práctica del esquí
de montaña. Muy cómoda en cuanto a su accesibilidad y con unas condiciones
invernales potentes para no llegar a medir más de 2.500 m de altitud.
*Días 4 y 5 de
Enero del 2018:
Volamos a
Krakovia, donde dormiremos una noche y podremos visitar la antigua ciudad.
El casco
antiguo es precioso, lo tienen muy bien cuidado y está lleno de historia. Algunos
edificios tienen más de 800 años de antigüedad. Paseamos por las calles, visitamos
varias iglesias entre otros monumentos y pasamos buen rato en el mercado
medieval, donde pudimos probar la comida que cocinaban a la brasa y el típico
vino caliente que tanto les gusta a los polacos. Fue un día algo largo para mí,
pero completamente aprovechado.
Ya con la
suficiente dosis cultural del lugar ponemos rumbo a las montañas en nuestro
cochecito de alquiler.
A las 17:30
ya era casi de noche. Llegamos a nuestra calentita casa de madera en Zakopane,
y después de hacer unas compras, nos ponemos a tramar el quehacer del día
siguiente.
*Día 6 de
Enero del 2018:
En este
primer día fuimos de novatos totales y sin enterarnos mucho, a ver qué
actividad de esquí nos salía sobre la marcha. Tras aparcar el coche dimos con
un grupo de personas que llevaban guía, y este nos recomendó una ruta fácil
para el primer día.
Esta ruta
comenzaba por unas pistas de esquí, para continuar por el fondo de valle que
terminaban ascendiendo a una loma que continuaba por una pequeña cuerda hasta
la cumbre del Giewont, 1895 m.
En la bajada
la nieve estaba regular para esquiar.
*Día 7 de
Enero del 2018:
Mirando el
mapa, localizamos lo que parecía una ascensión interesante a un pico llamado Wolowiec
2063 m.
Para llegar
hasta el sendero que nos adentraría en el bosque, antes había que caminar 10
kilómetros de pista, pero por suerte y para nuestra sorpresa, a la entrada del
parque dimos con unos trineos a caballo que nos podían acercar por 80 Zlotis,
el equivalente a 20€ a pagar entre los cuatro. Y desde luego que nos compensaba
ahorrarnos aquel desgaste físico por 5€. Además la experiencia estuvo bien
chula.
La
aproximación fue algo larga pero bastante cómoda por lo general. Tuvimos una
cuesta final algo más dura donde cambiamos esquís por crampones para recorrer
el cordal hasta la cima.
¡Cima!, El
polaco al que le pedimos que nos hiciera la foto no se esmeró demasiado… jeje
En la bajada
el cielo se encontraba bastante cerrado a nuestra altura y tuvimos que ir muy
pegados entre nosotros para no perdernos de vista.
Me
sorprendía ver aquí en los Tatras bastante gente haciendo montañismo, pero
nadie con esquís. Ellos iban hundiéndose en la nieve en vez de flotar por
encima, y con el potencial de estas montañas para el esquí, era algo que me extrañaba.
*Entre los
días 8 y 12 de Enero del 2018:
En los
siguientes días nos hinchamos a hacer ascensiones en el día. Muchas veces la
nieve no era la mejor para esquiar, pero las sensaciones de vernos en aquel
paisaje y en su mayoría de veces nosotros solos, no tenía precio. El grupo se
iba haciendo fuerte, y con el paso de los días mejorábamos el ritmo. Entre
otras actividades nos cruzamos un par de días a Eslovaquia. Uno de ellos,
fuimos a un pequeño sector de escalada en hielo para variar un poco.
El hielo no
estaba muy bueno, por lo que en la mayoría de vías escalamos con la cuerda por
encima.
El otro día
de Eslovaquia, subimos mitad con esquís, mitad con crampones y piolet, al pico Salatín
2048 m. Una bonita cumbre blanca, con muy buenas vistas, y perfecta para
celebrar el cumpleaños de Diego. Aquí arriba le hicimos soplar unas velas que
Fati pinchó en un dónuts.
Pero la
travesía más espectacular de todas y con diferencia, fue la que hicimos al Kondracka
Kopa 2005 m. Aquella mañana parecía presentarse un cielo muy cerrado. Nos notábamos
perezosos, e incluso cerca estuvimos de darnos media vuelta a la altura del
refugio. Menos mal que nadie manifestó en voz alta la idea y todos seguimos
foqueando, porque llegando a la primera loma, salimos de aquel clima oscuro y
borroso para entrar en un mundo paradisíaco.
También
tuvimos tiempo para descansar, y uno de los días de reposo lo aprovechamos para
trasladarnos dos horas en coche y visitar Auschwitz, el cementerio más grande
del mundo, y donde se llevó a cabo el genocidio más macabro de la historia. Nos
impactó mucho ver lo que un grupo de mentes enfermas como los nazis hicieron
hace pocos años en este lugar. Algo realmente difícil de concebir.
*Día: 13 de
Enero del 2018:
Una
motivación común tiene excitado al grupo. Tenemos la ilusión de ascender la
montaña más alta de Polonia, el Risy 2503 m. Para practicarle una ascensión a
esta cumbre vamos a emplear dos días, y seguiremos distintas estrategias.
Diego y Fati
llegarán al refugio de Morskie Oko haciendo un rodeo más largo con los esquís,
yendo en busca de buenas bajadas con orientación sur. Mientras tanto, Vicky y
yo accedemos al refugio por una pista directa para llegar más rápido con la
intención de escalar una cascada de 140m localizada en el mismo macizo del
Risy.
Tras la
interminable pista por la que la mayoría de la gente sube en grandes carrozas
tiradas de caballos, por fin llegamos al refugio. Donde descansamos un rato y
aprovechamos para comer y beber algo. Intentamos hacernos con una habitación,
pero esto es un refugio de pijos que más bien parece un restaurante de lujo, y
hemos caído en unas fechas muy malas dado que es día de fiesta en Polonia. Sin
saber cómo nos las arreglaremos, salimos a por nuestra cascada, ubicada a la
derecha del estético pico granítico
Cuando vi la
cascada me emocioné. Tenía muchas ganas de subir por ahí. Nos pusimos el
material y comenzamos a picar hielo.
Resultó ser
una coqueta cascada con reuniones equipadas y un par de pancitas verticales. En
dos rapeles llegamos abajo y comenzamos el retorno.
Al llegar a
la altura del lago, nos cruzamos con Diego y Fati, que bajaban en esquís.
Comprobamos que todos estábamos bien y ellos continuaron hacia el refugio sin
interrumpir su ritmo.
Más tarde ya
estábamos todos juntos cenando. Y al terminar, una asociación benéfica que
recaudaba fondos para los hospitales, se puso a subastar algunos objetos:
calendarios, termos, prendas de montaña…
Por fin
vimos un ambiente de cachondeo y risas ya casi en el último día. La
personalidad predominante que habíamos conocido en Polonia era por lo general
muy seria y rígida. Pero aquí reinaba un buen ambiente de carcajadas y
diversión. Yo llegué a pujar: -¡Ten Zlotis!, grité. Puesto que estaban pujando
en polaco, la puja ya iba en ese momento por 80 zlotis e hice el ridículo. A
Vicky, Fati y Diego les entró una mezcla de ataque de risa y vergüenza,
jajajajaja…. Lo que nos pudimos reír. Lo cierto es que llevábamos alguna
cerveza encima.
De pronto
sacaron unas manoplas que se parecían a las que se usan para sacar las bandejas
del horno. Pero a Fati le gustaron y pujó por ellas. Se las estuvo peleando con
otro chico hasta que salió victoriosa. El hombre de la organización se puso muy
contento, y nos dio la opción de donar unos 100 zlotis a cambio de poder usar las
dos camas que tenía sin ocupar en su habitación. Era un súper precio, y por
supuesto que accedimos. Diego y yo dormimos en el suelo del pasillo, encima de
unas mantas, pero al menos Vicky y Fati pudieron disfrutar de una buena cama.
*Día 14 de
Enero del 2018:
No
madrugamos demasiado y desayunamos con bastante calma. Diego y Fati salen un
rato antes que nosotros, que nos demoramos más.
Hoy nos
separan de la cumbre unos 1100 m de
desnivel positivo. La montaña parece una procesión. Está llena de gente
subiendo y bajando. Claro, cae justo en un día de fiesta nacional este que
hemos elegido para subir la montaña más popular. Lo que pasa es que no pudimos
cuadrar esta ascensión para otro día.
Para esta montaña
algo técnica, dejamos los esquís en el refugio.
Tras dejar
atrás las dos lagunas, comienza una cuesta infinita que se va poniendo más empinada
por momentos, hasta el punto de tener que sacar el piolet.
Pese a la
muchísima gente que vemos, por lo general van bastante bien equipados, aunque a
muchos de ellos les falta un poco de cultura y cívica de la montaña. Pues vemos
a muchos de ellos bajar por la montaña deslizándose con el culo por encima de
la huella echa de subida, por lo que la destrozaban enterita y había que abrirla
nuevamente. Será que no hay montaña para bajar, menudos lerdos…
Tuve que
cambiar un poco mi mentalidad para poder subir una montaña así, rodeado de
tanta gente. De los que bajaban deslizándose sobre su culo, no vimos a ninguno
emplear correctamente la técnica de ramasse, por lo que esta forma de bajar se
convierte en algo muy arriesgado.
Nos cruzamos
con Fati y Diego, que ellos ya habían hecho cumbre y nos animaba asegurando que
quedaba poco.
Cuando
llegamos a la pendiente final, el terreno fuertemente empinado se estrecha, y
hay que ir con más cuidado.
Mientras
Vicky y yo avanzábamos como podíamos sobre aquella nieve blanda, una persona
apareció volando desde arriba. Daba vueltas a toda velocidad y nos pasó justo
por la izquierda. Se nos encogía el pecho viendo como aquel hombre se acercaba
a la muerte a toda velocidad. Vicky dejó de mirar. La canal tenía un cortado a
su lado derecho durante muchos metros y por debajo había mucha gente. Nos
encontrábamos en el escenario perfecto para presenciar una desgracia. Por
suerte, el chico no embistió a nadie, y terminó parándose unos 400 metros más
abajo. Menos mal que la nieve estaba blanda, de haber sido más temprano hubiera
volado por el cortado que hay más abajo. Podemos ver como la gente le empieza a
rodear y es atendido. No me extrañaría nada que se hubiese partido en 7 trozos.
Horrible caída, pero con mucha suerte. Cambio inmediatamente mis bastones por
un piolet.
Vicky y yo,
con las pulsaciones alteradas continuamos subiendo. Presiento movimiento, y al
mirar hacia arriba veo a otro chico que sale volando desde detrás de las rocas.
Esta vez caída directo encima de nosotros. -¡¡Cuidado Vicky!! ¡¡vete a la
derecha, rápido, rápido, rápido!!. Yo, debajo suya, me moví al unísono. Nos dio
el tiempo justo para apartarnos. Este personaje consiguió controlarse y pudo
parar bastante antes y con menos consecuencias. -¡Pero qué coño hacen!, ¡¿Son
gilipollas o qué?!
Cuando de repente no doy fe a lo que veo. Otro
imbécil bajaba deslizándose sobre el culo. Me di cuenta que lo que pasaba era
que estos tres bajaban haciendo lo mismo, y como no podía ser de otra forma en
este tramo tan empinado, se les clavaba los crampones, y al estar de cara al
vacío, salían despedidos dando volteretas descontroladas y cogiendo una
velocidad difícil de frenar.
Vicky y yo
empezamos a despotricar. ¡Ten cuidado subnormal, que vas a matar a alguien!, se
acaban de caer dos personas.
Aquel idiota
respondió riéndose que eran sus amigos quienes se habían caído. Vicky y yo no
dábamos crédito. Nos dimos cuenta de la falta de consciencia que dominaba el
ambiente. Estos idiotas carecen de sentido común, no ven el peligro. No le
permitimos seguir deslizándose por encima de nosotros bajo riesgo de arrancarle
los ojos. Saltó nuestra furia. Pero es que lo que estábamos viviendo era surrealista.
No solo se jugaban su vida, sino que también la nuestra y la de la gente que
venía por debajo.
Intentamos no entretenernos mucho porque ya nos
queríamos ir de allí. Por fin llegamos a la cumbre, hermosa por cierto, pero
algo estropeada por aquella masificación.
Quedó una
actividad de sabor agridulce para nuestro último día en Polonia, aunque la
verdad es que no nos podíamos quejar de lo bien que se nos había dado el viaje.
Tanto por la suerte que habíamos tenido con la meteorología como por lo bien
que nos había fluido todo y lo genial que nos lo pasamos.
Si me tengo
que quedar con Algo de Los Tatras, es que salvo en alguna excepción, son unas
montañas humildes y bajitas, por lo que quedan a la sobra de otras cordilleras
como Alpes, y se puede venir aquí a disfrutar de la tranquilidad y poca masificación
en tu actividad de montaña.
Gracias
equipazo, porque lo pusisteis todo muy fácil. Ha sido un enorme placer, y sin
lugar a dudas repetiría.
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