jueves, 12 de julio de 2018

Norte de Les Droites (4.000m), Espolón Tournier 1.700m


Llegó la semana que impacientes todos esperábamos en el equipo, “¡la concentración en los Alpes!”.

*Día 16 de Junio del 2018:

Todos mis compañeros viven en el norte, y se juntan en pocos coches para hacer un largo viaje hasta Chamonix. Pero por suerte para mí, el vivir lejos hace que sea más rentable un cómodo vuelo hasta Ginegra, donde me recoge Marc con su furgo.
Nos sincronizamos bien para llegar todos a una hora más o menos parecida a Chamonix. Qué alegría me trae el verme nuevamente en este valle. Creo que en el equipo en general nos encontramos todos en un lugar que ya nos es bastante familiar. En los últimos dos años yo habré estado aquí unas 7 veces.
Encargamos unas pizas y nos las cenamos en el comedor de la gite en la que nos alojamos.
Mikel nos habla de nuestro objetivo principal: hacer una gran pared que implique vivac. Y entre las múltiples opciones nos decidimos por el Espolón Tournier en la norte de Les Droites (donde iremos dos cordadas de tres: los dos Mikels y yo, y la compuesta por Marc, Bernat y Nil). Mientras tanto, nuestros compis Ander, Ruben y el amigo invitado Sardi, tirarán hacia la norte del Dru.
Nos hubiera gustado aclimatar tranquilamente, pero vienen unos días increíbles de buen tiempo, imprescindibles para nuestra logística y los tenemos que aprovechar.

*Día 17 de Junio del 2018:

Amanecemos con la calma, preparamos unas mochilas con lo mínimo necesario y cogemos el teleférico hasta Grands Montets.
Equipo Español de Alpinismo: Javi, Bernat, Ander, Nil, Mikel, Ruben, Mikel y Marc

Aquí nos dividimos ya en dos grupos, y los que vamos a Les Droites aproximamos hasta el refugio de Argentiere.

Andamos a buen ritmo. Durante la pateada se nos habre el valle, podemos contemplarlo en su máximo esplendor, y me hace sentir pequeño. Ya divisamos nuestra increíble pared, de la que realmente no nos podemos hacer una idea de sus dimensiones, no hay referencia alguna para poder compararla, pero sé que es monstruosa. No me confío…

Ya en el refugio y con la cara norte de Les Droites delante, visible a través de las ventanas, podemos intuir en trazado de la vía mientras comparamos la poderosa montaña con el croquis en papel que tenemos en la mano, nos lo estudiamos a fondo antes de la cena.
Cara Norte de Les Droites

Ponemos la alarma para hacer el desayuno a las 04:00 am.

*Día 18 de Junio del 2018:

Las alarmas suenan, todos arriba. Desayunamos rápido y comenzamos a andar en la oscuridad guiados por el haz de luz de nuestras frontales. Pronto comienza a clarear, ya casi hemos cruzado por completo el glaciar y unos minutos después estamos atándonos a pié de vía.

La suerte decidió en la cena de anoche que para este primer día la cordada de Marc, Bernat y Nil irá delante. Ellos tiran primero y nosotros les seguimos. Comienzo yo de primero en la segunda cordada. Los dos primeros largos me los doy en botas y siguiendo la estela de mis compañeros.

La escalada era sencilla, pero llevada a cabo con la botas de alpinismo, le daba un puntito interesante de dificultad a la pared.
Yo era el único de mi cordada que se había traído los gatos, y a partir del tercer largo parecía que aumentaba la dificultad técnica, teniendo que pasar por placas de adherencia. Sin pensarlo me los cambié por las botas, iría mucho más rápido y sobretodo seguro. 

Javi Guzmán escalando la cara Norte de Les Droites. Junio de 2018

La escalada era por lo general fácil, con sus momentos puntuales de dificultad aislada en forma de pasos a bloque, la calidad de la roca espectacular, los emplazamientos quedaban bien puestos, el tiempo estaba totalmente estable y apenas hacía frío. Una actividad que por el momento resultaba bastante confortable.

Hacíamos alguna salida en ensamble para ganar en velocidad. Escalábamos metros y más metros alejándonos del frío glaciar, no paramos en ningún momento durante todo el día. Yo siempre de primero. A cambio, los dos Mikels me llevaban bastante aligerado de peso. Estos dos, para ir en botas y con la mochila hasta los topes, escalaban bastante rápido. Yo lo agradecía porque iba disfrutando mucho la vía tirando todos los largos de primero, y encima escalando en una cordada veloz.

Iban cayendo las horas casi sin darse cuenta. En la vía encontramos algunos puntos a superar interesantes. Uno de los más agónicos era una chimenea-offwidth. Marc dejó la mochila abajo para darse el largo sin ella y luego izarla con la cuerda, yo me uní a la idea y pude pasar bien sin la mochila, pero los que escalaban con botas y mochila de segundo sufrieron bastante.




En los últimos largos de roca, la vía ya cogió un tono más aéreo y difícil. Y algunos de los largos eran sencillamente espectaculares.

Nuestro objetivo era llegar al “castillo”, donde se suponía que se podría vivaquear cómodamente. Llevaríamos 800m escalados y la montaña quedaba indiferente. Mirábamos hacia arriba y daba la sensación de que no habíamos hecho más que empezar.
Llego el momento en el que la roca dejaba de estar limpia y calentita. Tuve que calzarme de nuevo las botas y tras 15 largos le cedí el turno de primero a Mikel Inoriza. Ahora yo a relajarme y disfrutar…

Por fin vemos el castillo cerca, pero realmente estaba lejos aún. Llegamos hasta él más tarde de lo que teníamos pensado, todos menos Mikel Zabalza, que clavó en horario. (la experiencia es un grado).
No vimos lugar cómodo para vivaquear, y aún teníamos algunas horas aprovechables de luz. De modo que decidimos continuar. Cuanto menos nos dejemos para mañana mejor.

Los mixtos que vinieron a continuación no me parecieron nada fáciles, esperamos rato hasta que nuestros compañeros superaron el primer largo de mixto. Por suerte, al ir la vía por un espolón, había momentos en los que nos daba el sol. A ratos sudábamos y a ratos pasábamos frío.
Tres largos más arriba la cordada Catalana se asentó. Nosotros continuamos un larguito más, y después de 16 horas ininterrumpidas encontramos un lugar para pasar la noche.
Mikel Zabalza se talló una repisa en el hielo, donde cenamos y él pudo pasar la noche anclado a un friend en una fisura del suelo.
Mikel Zabalza, Javi Guzmán y Mikel Inoriza vivaqueando en el Espolón Tournier

La comida liofilizada sabía como lo más rico que había probado desde hace mucho tiempo. Devoramos esto y una sopa caliente, nos recompuso un poco de nuestro estado demacrado.
Fuimos prudentes y guardamos comida por si picábamos otra noche de vivac.
Llegaba la hora de cerrar los ojos, y Mikel Inoriza se metió en un nicho en el que no podía ni estirar las piernas, durmió con el casco puesto porque las posibles piedras que pudiéramos tirar sin querer al andar por encima se canalizaban a su agujero. Pero como pequeño punto a favor, podía dormir con el arnés quitado.

Yo me puse en el sitio que quedaba, una repisa apartada de medio metro de ancho y ligeramente inclinada hacia el vacío. Para dormir tuve que montar una reunión y engancharme con el cabo de anclaje tenso. Era bastante incómodo y me iba turnando las tres posiciones medio decentes que había encontrado para dormir. Por suerte, el gran cansancio hacía más fácil concebir en sueño.
Y aquí, cual hormiguita en un mundo de gigantes, tuve mi momento tranquilo para comprender otra de tantas veces por que hacemos lo que hacemos. Rodeado de un paisaje inmensamente inspirador, por fin tenía un rato para mí. Para bajar pulsaciones y poder observar el mundo a un ritmo más lento. 



Me vienen a la cabeza recuerdos felices, pienso en amigos, en los próximos proyectos… este momentito con el atardecer me llena de energía y motivación. Motivación que usaré para terminar mañana la vía. Ya solo por vivir este pequeño instante tras un día de buena actividad merece la pena hacer lo que hacemos.

*Día 19 de Junio del 2018:

Sobre las 05:00 am ya estamos funcionando. Desayunamos algo calentito, pegamos un grito hacia abajo a los catalanes, que nos responden que comienzan a escalar, genial.
 Parece que hoy la cosa va de mixtos. La nieve se encuentra regular. En peores condiciones de lo que esperábamos porque apenas hace frío, pero es primera hora y hay que aprovechar el rato que vamos a tener antes de que la nieve empeore.
Como yo ayer ya me porté, hoy me toca disfrutar de segundo para el resto de la vía.

Hoy le toca ir delante a nuestra cordada.

Llegamos a pies de una delicada goulotte de hielo. Tendría sus 80º pese a lo que reseñara en el croquis, con un último resalte desplomado.
Por suerte se podía proteger decentemente en una fisura de granito que iba por la derecha, pero a tramos la anchura de la fina placa de hielo posada en la roca tan solo era de 50cm. Aun así, Inoriza con aparente indiferencia, escaló el largo muy bien, muy rápido y muy elegante. Parecía fácil viéndole. Cuando pasamos Zabalza y yo detrás nos dimos cuenta de la verdadera dificultad.


El resto de la vía continuaba con más mixtos pero de menos hielo. Mientras nos dábamos el siguiente largo, más abajo, a Marc le golpeó un bloque de hielo cuando miró hacia arriba mientras escalaba de segundo la goulotte. Esto le provocó la rotura y desplazamiento de dos dientes. Dejó aquél tramo lleno de sangre, pero continuaron como si no hubiera pasado nada. Marc es un tío duro.
Durante el interminable último tercio de la vía no teníamos siempre claro que fuésemos siguiendo bien la ruta, pero de vez en cuando encontrábamos clavos y nos daba tranquilidad. A tramos la pared era un poco caótica. Roca, mixto, roca, travesía, cresta, mixto, travesía…


Daba la sensación de que nunca terminaríamos.
Los últimos largos se hacían por unas travesías guarras con una nieve por lo general muy blanda que hacía patinar y dejaba difícil el protegerse. En estos últimos largos ensamblamos bastante para reducir el horario.
Tras una travesía de roca por fin vemos la arista cimera y nos montamos en ella.

En los tramos fáciles, nos daba por ir más rápido y los pulmones pedían tregua.
Tras la larga arista por fin llegamos a la cima de Les Droites (4.000m) a las 16:40, después de casi 12 horas de actividad.
Mikel Inoriza y Javi Guzmán en la cima de Les Droites 4.000m

Las vistas dejaban sin palabras.
Mikel Zabalza lo tiene claro. La bajada por la cara sur ahora mismo no está en condiciones, tenemos abrigo, comida y gas. De modo que hoy no bajaremos. Hicimos dos rápeles y encontramos una repisa de hielo bastante cómoda para dormir.
Al fin y al cabo estas son las decisiones que tenemos que saber a tomar, para aprender este tipo de cosas estamos aquí. Es posible que de haber estado yo con otro colega me la hubiese jugado bajando con este horario por puro desconocimiento.
Pusimos el material a secar, preparamos las camas, cenamos pronto y nos pusimos a roncar.

Pocas cosas se me ocurren que puedan superar el espectáculo que teníamos enfrente.

Tres horas más tarde llegaron Marc, Bernat y NIl, contándonos el pequeño accidente de Marc, y que tal les había ido. Se acoplan a nuestro plan y pasamos una segunda noche a casi 4.000m.

*Día 20 de Junio del 2018:

A eso de las 5:00 am de la mañana siguiente nos espabilamos. Desayunamos, nos encordamos y comenzamos con la bajada.
Me doy cuenta del infierno que podía haber sido la bajada el día de antes. Donde ayer te hundías hasta la rodilla hoy apenas entraban los crampones. La progresión era rápida y segura.
Hicimos un par de rápeles, donde nos cruzamos con una cordada vasca que subía por la normal, seguimos haciendo destrepes, a veces por un terreno minado de bloques y otras veces con los dos piolets sobre el hielo. Llegamos al corredor y nos desencordamos para destreparlo casi entero. A pocos metros de la rimaya, montamos un rápel para poder pasarla. Guardamos las cuerdas y faldeamos por el extenso glaciar a buen ritmo durante una hora hasta llegar al refugio de Couvercle. Donde descansamos una hora y repusimos fuerzas para hacer el resto de la bajada hasta el tren de Montenvers, que nos llevó a Chamonix.
Cuando los Mikels y yo bajamos del tren, nos estaban esperando nuestros compañeros que acababan de bajar del Dru con éxito. Mas tarde llegaron los catalanes también.
Descansamos durante un día y medio (poco tiempo para recuperar). El resto de los días los teníamos para organizarnos como quisiéramos y hacer cualquier actividad. Yo me puse con Bernat y Sardi a mirar actividades posibles y animamos al grupo entero para escalar en el Petit Clocher (Alpes Suizos). Donde pudimos terminar este viaje de la manera más fanática escalando las vías: Etat de Choc (7a, 280m) y Ave Cesar (7c, 300m).




Y con estas dos actividades nos volvemos de alpes, aunque como siempre, me vuelvo con mucho más proyectos apuntados que tachados. Gracias equipo por crear un ambiente fanático y de camaradería en el que todo sueño parece realizable. Hasta pronto chavales.

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