jueves, 15 de agosto de 2013

Escalada en el Morro falqui

*Día 14 del 8 de 2013:

Bueno, pues esta vez hemos cogido las mochilas y nos hemos ido a pasar unos cuantos días en el sur.
Las casualidades de la vida nos han hecho toparnos con una grandísima persona y a partir de ahora también un amigo, (Basi), un escalador cargado de energía y motivación con mucho que ofrecer…
Ante su propuesta de escalar un acantilado de 170 metros, el cual le rondaba la conciencia desde hace algún tiempo, no pudimos oponer resistencia alguna a la idea, y para allá que tiramos.

A esta creación divina la llaman Morro falqui, en Alicante ,y la vía que escalaríamos se llama Sonjannika (6a+).

La ruta de aproximación era un camino estrecho con paredes a los lados, como si de un cañón en miniatura se tratase, con algunos pasos con cuerdas instaladas para des trepar.



En un momento nos plantamos en el pié de vía, con las olas rompiendo cuarenta metros bajo nuestros pies. Tan pronto como nos preparamos comenzamos a correr por la pared a las 6:00 de la tarde y con la protección de la sombra.


Uno tras otro vamos agotando los largos repartiéndolos equitativamente entre los tres. Estábamos levitando por esta roca caliza gris  y de buena calidad.
No tardamos en llegar a una cueva en mitad de la pared, una cueva muy peculiar y única en la que entrábamos todos perfectamente y desde donde se podía escuchar con tranquilidad el sonido lejano de las olas que habíamos dejado al final del pequeño abismo…


Al salir de esta cavidad nos esperaba un espectacular largo con un vacío completamente limpio. Aquí se pasaba por uno de esos momentos en los que  sientes la escalada y te notas pleno de energía y satisfacción, además era una escalada fácil y cómoda


Nuestro amigo Basi abrió el penúltimo y más difícil de los largos. Nos dio paso al último tramo, ya con un cielo que amenazaba con dejarnos a oscuras…

Ya abrimos el último tramo de 40 metros con apenas luz en el último momento, aunque esto no quita que la diversión no faltase en ningún momento.



Con el sol apagado y las estrellas encendidas coronamos la cumbre… resulta gratificante conocer a gente nueva y compartir una aventurilla como esta siempre que se dé la ocasión… está bien llevarse una nueva pared a casa, pero está mucho mejor haberla compartido con buena gente que merezca la pena.