domingo, 27 de noviembre de 2016

Primera salida del Equipo de Jóvenes Alpinistas FMM

Para la temporada 2017/2018, la Federación Madrileña de Montañismo ha creado una selección de jóvenes alpinistas compuesta por seis chicos y dos chicas: Carlos Álvarez, Gonzalo del Valle, Marina Fernández, Cristina González, Saúl Marcos, Gabriel Martínez (en esta ocasión no ha podido asistir por lesión), Roberto Muñoz y Yo.
A nosotros se nos suman los principales profesores que son: Pablo Velasco, Marco Huerta y Pablo Santos.
El Objetivo es hacer actividades multidisciplinares como equipo, en terreno de montaña durante todas las épocas del año,  a lo largo de dos años, absorbiendo conocimientos y experiencias.
El equipo ya está formado, y comenzaremos con las actividades a principios de año. Mientras tanto haremos dos salidas, una estival y otra invernal, con el objetivo de una toma de contacto para conocernos y crear vínculo de equipo, (algo que al parecer, será bastante fácil). 

*11 de Noviembre del 2016:
En nuestra primera salida hemos visitado Riglos. Nos han dejado hacer las cordadas a nuestro parecer. De modo que yo decidí engañar a mi gran amigo Roberto para cumplir un par de sueños, el primero de los cuales era encadenar a vista la (fiesta de los bíceps 7a), Una de las rutas más impresionantes de España y referencia a nivel mundial. Hay gente que viene desde muy lejos para ponerse a prueba en este muro desplomado de más de 200 metros…

-Bueno Rober… ¿te quieres dar el primer largo para calentar?, es el más fácil, 6b+… -¡Vale tío!
Rober estaba un poco verde todavía en esta temporada porque no había escalado con mucha continuidad el último medio año. Por no decir que el tío camicace no había estado escalando prácticamente nada. Pero le da igual, es un valiente, de los amigos más duros que conozco, y se atreve con todo.

Después de más de 30 metros, en el último seguro antes de la reunión se tuvo que pillar. Yo, al pasar de segundo por allí lo entendí perfectamente, pues no era nada fácil. –Me da que te voy a dejar el resto de la vía… (dice Rober)
Me salió una sonrisita diabólica y le respondo; -Vale tío, muchas gracias.
Continué escalando. La primera parte de 100 metros de muro ligeramente desplomado me pareció técnica y con algunas secciones de agarres ínfimos. Aun así pasé sin problemas, pero al pobre Rober le tenía que tensar la cuerda. Le había metido en un marrón.


 Ganamos metros, y ya en el antepenúltimo largo podía sentir las sensaciones que le dan fama a esta vía. Pocas veces en mi vida experimento un vacío tan intenso como este. Era un placer morboso, casi como una electricidad lo que me provocaba, cuando era capaz de dominar fácilmente el cuerpo con aquella exposición, me hacía sentir escalador, debía ser el efecto que sentían los yonquis con su droga favorita, no quería que aquello terminara, pero tampoco era capaz de escalar más despacio para disfrutarlo durante un rato más. Me notaba desbordado de energía y la necesitaba liberar. Un cazo, otro cazo, oro cazo… todos los agarres son buenísimo. Volaba pies de un lado a otro. ¡Qué bien se sube por aquí!, esto es una pasada. -¡Reunión!, ya solo quedan dos largos. Lo que más me desgastaba era tirar de la cuerda para recuperar a Rober, que hacía rato que las manos no se le cerraban, y él sabía que si se caía entre seguro y seguro se quedaría haciendo un curioso columpio en el aire sin posibilidad de volver a la pared. –Jajajajaja…, a mí me hacía gracia imaginármelo. -¡Cabrón, no sé para qué te hago caso!, si llego a saber de lo que me estabas hablando no vengo. –jajajaja (nos reíamos juntos).

Largo de 6b+. Todavía quedan: 6c, 6c+ y 6c.

-Buuaahhh tioo… este largo que viene ahora sí que desploma. Aquí estate al loro que esto parece una locura. –Ok.
Comencé a escalar y cuando apenas llevaba 12 metros ya me habían sobrado unos cuantos para darme cuenta del carácter de aquel largo. Aunque a veces un poco alejados entre sí, los agarres eran cantos enormes. –Buah Rober, no te preocupes, dame comba y relaja el cuello que por aquí se sube de maravilla.

No se aprecia el desplome en la foto, porque sin querer es fácil colocar la cámara paralela a la pared

Maravilloso vacío
Me enamoré de esa sensación. No la he podido olvidar… ni quiero. Lo que quiero es volver allí cuanto antes para hacer todas las vías de la visera.
Cuando llegamos a cumbre le pregunto a Rober: bueno ¿qué?, entonces vamos al Pisón a liberar la carnaval? - ¡Mis huevos!, me contestó elegantemente con una sonrisa.
De modo que decidimos ir a subir el puro. Yo quería que Rober probase esa cima. Me cuesta escalar en Riglos con un buen amigo y que este no haya hecho el Puro. Y para eso están los amigos, para asegurarse de que no nos pasemos por alto ninguna cima impresionante.
Bajamos al puro, y escalamos en dos largos en ensamble hasta el collado por la normal. Una vez allí empalme dos largos y Rober coronó la cima en un último largo corto.

Esta fue una escalada muy fluida y divertida. Esta forma de progresar es verdaderamente agradecida. Y allí estábamos. Sentados en la pequeña cima del Puro. Otra de tantas en las que hemos estado juntos, y esperamos que una más de las muchas que nos quedan.
Cima del Puro. Al fondo el mayo Firé.


Y sin más demoras zarpamos rumbo a Montrebei.

*12 de noviembre del 2016:

Para este primer día de escalada que vamos a pasar en Montrebei, me ponen de cordada con Carlos. Con quién después de una charla para que dejase el estribo en el coche, empezamos a congeniar… Si decidimos ir en libre vamos en libre, llevar un estribo es tener un comodín, un sumidero de poder, una tentación que desviara la concentración en caso de incertidumbre, un instrumento que podría perturbar el estilo decidido para progresar por este muro.
Piensa que estoy loco y creo que por eso acaba haciéndome caso. -Jajaja…

Todos escalaremos en la pared de Aragón, siendo así la primera experiencia para el equipo en esta escuela. Nuestra vía escogida es (7 venas 7a+). Una vía con largos de gran calidad, pero demasiado discontinua para mi gusto. Con tramos de escalada fácil sobre roca rota y demasiadas repisas. Pero ya solo por el 4º, 6º, 7º y 8º largo merece la pena.


Íbamos escalando, disfrutando de los movimientos, pude ir encadenando la vía entera, con hasta un 6c precioso de auto protección completamente limpio como cuarto largo. Pero aun así no podía dejar de mirar hacia la derecha. La pared de Cataluña me estaba llamando. Aquello que teníamos enfrente era una vertical monstruosa, un perfecto escenario de aventuras, y me atormentaba, quería ir para allá…
Pronto llegamos al largo duro de 7a+, este estaba equipado. Era una divertida escalera invertida de tres pisos. Me recordó en versión miniatura a la Panaroma en Dolomitas.
Desplomaba tanto cada salida de escalón que había que buscar los agarres a ciegas sin poder asomar la cabeza por encima para no desequilibrarte. Pensé que daría buen canto pero que va… era muy fina, con pies tacaños y alguna que otra regletita pequeña combinada con romitos. Pude encadenarla guay.
Tras encadenar el largo duro


Me gustó, fue el largo más aéreo de la vía. También me gustó la actitud de Carlos y sus esfuerzos por intentar encadenarla dándolo todo hasta la caída.-Bien luchada Carlos. Ahora gózate el diedro de 6a.
Y así fue. Continuamos por dos largos de pura gozada.



*12 de Noviembre del 2016:

En este último día formé parte en una cordada de tres, con Rober y Marina. Nos vamos a la Pilastra, a por la Puñalada trapera 6c.

Ya, la aproximación al pié de vía fue un poco odisea. Al llegar nos encontramos con una cordada un poco lenta delante nuestra, de modo que les dejamos un par de largos de ventaja. Los primeros tres largos de placa eran bastante exigentes, de hecho, a mí el segundo largo me pareció 7a.


Sin haber comenzado siquiera con la escalada nos habíamos ido ya de horario. De modo que tras el segundo largo, tiré de primero el resto de la vía para intentar ir rápido y ganar tiempo.
El tercer largo, era un 6c algo expo. Con una llegada a la reunión bastante bonita.

El 6b+ siguiente era una verdadera gozada, aquí comenzó la vía a tener un carácter más vertical e impresionante.


El último largo salía de V+ y se lo dio Rober. Nos sorprendió un poco, pues tenía una entrada exigente que yo no hubiese graduado así ni de lejos.
De este modo terminamos la vía de la manera a mí más me gusta, con el atardecer…

En estos tres días escalamos unos 4.000 metros entre todas las cordadas. Compartimos desayunos, cenas, escaladas, juegos y risas. Comenzamos a crear vínculo de equipo, y proyectamos los dos años siguientes como un período lleno de aventuras, experiencias y aprendizaje en equipo. Estamos deseosos de comenzar con las salidas. La siguiente concentración está al caer, será del 15 al 18 de diciembre.
Esto no ha hecho más que empezar… nos quedan muchos momentos buenos y malos por pasar juntos. Y que así sea.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Rafael Gómez y Javier Guzmán ganan la Liga Rallyes 12h FEDME 2016 (La Crónica)

*Del 27 de septiembre al 29 de Octubre:

Personalmente, este año ha sido muy productivo para mí. He podido seguir formándome, viajar a nuevos lugares, tachar grandes proyectos, crecer profesional y deportivamente en la escalada, y sobre todo conocer gente nueva estupenda.
Una de las cosas más destacables de esta intensa temporada ha sido mi estreno en competición. En este caso, con los rallyes 12h. Algo que cogí, junto a mi irreemplazable compañero de cordada Rafa, con muchísima motivación.
Sin demasiadas expectativas descubrimos lo bien que se nos daba y decidimos ir a por todas. Las dos últimas pruebas celebradas fueron en Leiva y el chorro.
Para conocer la de Leiva estuvimos escalando por allí 4 días, la semana anterior a la prueba.
Con dos experiencias en rallyes a nuestra espalda, en esta ya supimos hilar más fino; escalar más rápido, maniobrar con más soltura, hidratarnos mejor y retrasar los calambres, y sobre todo mantener un ritmo muy fuerte y sin pausas.
Cuando la reunión es incómoda, la manera de adelantar no es la más digna
Nuestro modus operandi es el ánimo. Siempre alerta, siempre positivo. Cuando Rafa me ve algo espeso me pega un grito, cuando es al contrario yo le pego otro. Pasado un largo duro nos felicitamos, al que llega de segundo a la reunión le tenemos preparada la botella de agua para que beba, después de cada largo nos chocamos los puños, (de eso son nuestras heridas en los nudillos, de chocarnos los puños 50 veces, no de escalar), cuando ambos andamos ya jodidos, que no podemos con nuestra vida, cantamos, en tono alto y acompasado, para engañar a nuestro cuerpo, para hacerle creer que estamos fuertes y frescos como rosas, y así incluso algún competidor también es engañado. Cuando ya queríamos haber terminado nos decimos, A tooopeee!! Que solo son 12 horas y a cenar!! Y así lo hacemos… no tenemos nada de especial. Es la motivación, que cuando es grande arrastra todo lo demás.


Nuestro esfuerzo se reflejó en el resultado.
Una vez más nos fuimos un poco alucinados por nuestro rendimiento en una zona que descontrolábamos. Esto nos dio una dosis de confianza y energía para el último gran reto, (El Chorro).
Este último Rally, iba a ser con diferencia el más exigente, no tanto a nivel físico como a nivel logístico. Muchos de los participantes se controlan la zona, los mejores competidores de la liga son los escaladores locales de aquí. Y es que en este lugar hay mil posibles vías, conexiones de caminos, atajos, aproximaciones, estrategias…
Llegamos allí que no sabíamos ni por dónde empezar, aquél desconocido terreno de montañas y barrancos nos hacía sentir pequeños. En uno de nuestros días de entrenamiento perdimos el tiempo metiéndonos en vías que terminamos descartando por ser demasiado agotadoras y lentas para los puntos que daban. La cuestión era: ¿En cuál nos metemos que sepamos que pueda ser una apuesta segura?, había muchas opciones y teníamos que elegir bien porque disponíamos de poco tiempo. Para colmo, en las horas centrales hacía un calor insoportable y sinceramente, lo único que teníamos factible hacer era bajarnos al bar.
Rafa nos fotografía con Arturito y Pablete probando en primer largo de tres techos.
Al final nos decidimos por la estrategia que al perecer intenta todo el mundo, hacer las tres cimas para conseguir un bonus 30 putos. La primera vez que nos metimos en los 300 metros de los tres techos la sacamos en 3h 15´, demasiado lento creímos. Pero Pelut nos comentó que el record lo tenía él con 3h 30´, con lo cual, no habíamos ido tan lentos.
Pues bien. Tuvimos suerte en el sorteo y empezamos por los tres techos, que la metimos en un tiempo de 2h 35´. Después de una buena carrera llegamos a la segunda cumbre, en la que hicimos dos vías rapelables para seguir por una más asequible de otros 300 metros, en la cual, a mitad de pared una cordada nos atascó, no nos dejó paso y le tuvimos que dedicar 2h30´ a una vía que nosotros hacíamos perfectamente en 50´. Dado por esa pérdida de tiempo creímos que ya no conseguiríamos remontar lo perdido, y terminamos en rally haciendo otras dos vías rapelables en la última cumbre (6 vías en total, pese a que en los medios hayan dicho que hicimos 7. Eso no es verdad). Nos sobraron apenas 20 minutos con los cuales no podíamos hacer otra vía.
Pero para nuestra sorpresa, habíamos escalado tan desorbitadamente rápido que incluso no pudiendo emplear un total de dos horas perdidas nos bastó para el primer puesto. 
Rafael Gómez y Javier Guzmán recibiendo las medallas al primer puesto en la liga Rallys 12h FEDME
Hicimos una cosa mal. Y fue ilusionarnos con algún premio útil, tal vez un vale canjeable por algo de material... Nos tuvimos que conformar con una palmadita en la espalda. Lo que tenemos claro es que esto lo hacemos para nosotros mismos, por plena vocación, sin sacar más beneficio que el de la experiencia compartida con gente fantástica. Con eso, ya me han sobrado motivos para querer presentarme y sentir que ha merecido la pena indiferentemente de la posición en la que quedemos.

*Aquí dejo la entrevista que me hizo desnivel:

Entrevista Javi Guzmán: “Los rallyes me han enseñado a conocerme más”

Este joven madrileño (20 años) es uno de los fichajes del equipo que la Federación Madrileña formó para la participación en la Liga de Rallyes 12h este año. “Al principio nos decían que, al ser la primera vez que participábamos, que íbamos a aprender, que nos lo tomáramos con calma... Nadie habría apostado por nosotros”. Javi conoció a su compañero de cordada, Rafael Gómez (25 años) sólo unos días antes de participar en la primera prueba, la de La Cabrera, y la sintonía fue evidente. No sólo ganaron con mucha diferencia aquella primera cita, sino que se han impuesto en las cuatro pruebas en las que han participado (no pudieron competir en la de Riglos por un malentendido en las fechas) y lo han hecho además batiendo récords en cuanto a número de vías o metros escalados en todas las pruebas.

¿Qué prueba te ha parecido más difícil?
Para mí la más difícil fue la segunda, la del Peñón, fue agotadora... Antes sólo habíamos hecho el Rally de La Cabrera y no veníamos tan preparados, son vías físicas y muy largas, desde la cuarta vía ya teníamos calambres, pero lo dimos todo. Cuando hicimos la sexta vía estábamos en la cumbre y todavía nos quedaba una hora, era muy difícil hacer otra vía en la hora que nos faltaba, pero no íbamos a desaprovecharla, así que bajamos corriendo y hicimos una más, la Valencianos. Recuerdo que en la cumbre no tenía ni fuerzas para recuperar la cuerda, tenía que ir corriendo hacia atrás montaña abajo, cuando llegó Rafa nos dimos un abrazo en la cumbre espectacular. Nos llamaron para decirnos el resultado pero nos daba igual, sabíamos que lo habíamos todo, era imposible hacer más, estábamos completamente satisfechos y exhautos.
A nivel logístico y de estrategia sin embargo la prueba de El Chorro es la más difícil, tiene muchos descensos complicados, y nosotros nunca habíamos escalado aquí, sólo habíamos ido tres días antes para conocerlo un poco. Aún así conseguimos hacer seis vías, y eso que perdimos mucho tiempo por encontrarnos una cordada en una vía que no nos dejó pasar (lo que fue una excepción, nunca nos había pasado, más bien todo lo contrario, la gente es muy colaboradora).

¿Cómo valorarías la experiencia de la Liga de Rallyes y qué crees que te ha aportado?
La experiencia ha sido muy positiva. Realmente el ambiente de competición no es tal, no hay rivalidad sino que hay un ambiente muy bueno, hay muy buen rollo entre todos. Lo mejor ha sido conocer a la gente, empezando por los compañeros del equipo madrileño, que seguro que ya van a ser compañeros de cordada para toda la vida. También ha sido un lujo conocer  las zonas de escalada, por ejemplo en Leiva casi no había escalado (sólo una vía de Vº con alumnos) y El Chorro ni lo conocía. Esta actividad te permite en pocos días conocer muy a fondo las zonas. Además he podido aprender sobre mí, conocerme más y ver lo que soy capaz de hacer. Por ejemplo este verano estuve en Los Alpes, hicimos una repetición de la Directa americana al Petit Dru, y antes de enfrentarme ella pensaba “yo ya he escalado 2.000 metros en el día”, lo que me ayudó a ganar confianza en mí mismo. Agradezco a la federación el haberme dado esta oportunidad.
Profesionalmente también te dedicas a la montaña, ¿no?
Sí, a los 18 años ya me había sacado el título de técnico de escalada (TD2) y desde entonces trabajo en un rocódromo, dando cursos y también guiando a gente en montaña, esto último es lo que más me gusta. También tengo la titulación de guía de barrancos y tengo intención de seguir formándome para hacer el grado superior (TD2 y TD3) y ser guía de Alta Montaña.