miércoles, 3 de octubre de 2012

Descubriendo la Sierra de Gredos


Esta historia se remonta a unas semanas antes de preparar las mochilas para la marcha. Un día, escalando en Quebrantaherraduras, conocimos a un curioso personaje de cincuenta y pico años no aparentados, profesor de INEF, veterano ciclista de carrera en montaña y aventurero como pocos quedan entre otras cosas… y también tuvimos el placer de conocer a su encantadora familia. Estuvimos con ellos un rato y quedamos con el hombre llamado Lalo para hacer algo juntos cualquier día. De modo que dos semanas más tarde nos propuso el irresistible plan de ir a conocer la Sierra de Gredos y a dormir allí un par de noches.

*Día 18 de Agosto del 1012:

Después de hacer unas compras por la tarde en Ávila llegamos al parking de Gredos al atardecer, lugar donde comenzamos con el camino a pie. En media hora ya había que andar con los frontales encendidos y con cuidado de no pisar ranas que se andaban cruzando por el camino de piedras.

En aproximada hora y media llegamos a la explanada, serían las 11 cuando ya encontramos un buen sitio para pasar la noche. Desde este lugar se podía ver la línea que dibujaba la alta fila de montañas entre el cielo y  la Tierra, además de una espectacular noche de estrellas relativamente cerda de Madrid pero en una atmósfera impresionantemente limpia en la que no se perdía detalle. Por un poco tiempo que estuvieras mirando la iluminada noche veías un par de estrellas fugaces… fue un sitio genial para cenar y meterse en el saco cargado de deseos.

*Día 19 de Agosto del 2012:

Al amanecer Cristian se fue a rellenar las botellas de agua mientras el día arrastraba a la noche y la cima del Almanzor empezaba a iluminarse como si de una vela avivando la llama se tratase.

Desayunados llegamos a la cima del monte en el que habíamos pasado la noche, desde la cual pudimos ver por fin el principio del tan esperado circo de Gredos.

La ruta que comenzamos se llama la integral de Gredos, un estupendo pateo por toda la cresta en la que no dejas de tener vistas que conecta con el pico del  Almanzor. Desde principio a fin, esta sierra estaba repleta de cabras montesas.

Después de salir del cómodo camino empezaron las interminables pedreras de las que no nos desprendimos en todos los días que pasamos allí.


Con largo recorrido de saltar a ratos de piedra en piedra y en ocasionales largos desniveles algo exagerados, acabamos llegando a la portilla del crampón, desde la que con algo de cuidado pudimos subir al techo del sistema central, el pico del Almanzor (2.592m). Para este momento, lo que habíamos creado con Lalo ya era más que amistad.

Después de comer algo allí fuimos abriéndonos paso hasta cinco lagunas. Por el camino no dejábamos de imaginarnos el increíble mundo para nuestra iniciación en técnicas alpinas que sería esto en invierno, incluso empezamos a fichar sitios y corredores por los que escalar. De nuevo estábamos ya hechizados por la belleza del entorno lleno de agujas, escaladas tanto en hielo como en roca y sus desniveles, lagunas…


Parecía que entre valle y valle se nos iban concediendo la llave de otro nuevo trozo de mundo, cada uno con su encanto. Cinco lagunas se hacía más y más grande a medida que nos acercábamos, quedando aquello en todo un ecosistema nuevo e inexplorado para nosotros. Llegamos antes de lo que creímos y estuvimos allí desde las 6:30 de la tarde más o menos… nos bañamos en la refrescante laguna, dimos de comer a las cabras y nos acomodamos a lo que sería nuestro hogar durante las próximas 13 horas.



A principios de esta noche pintaba un poco de mal tiempo con algunas nubes, pero a mediados de la noche ya pudimos volver a contemplar el cielo en su máximo esplendor entre cabezadita y cabezadita.

*20 de Agosto del 2012:

Aquella mañana sentimos de nuevo en frío que cubría este inhóspito lugar. Pudimos rellenar las botellas del agua de algún manantial de tantos que se encontraban escondidos, desayunamos y seguimos con el camino, de nuevo por una pedrera. A mitad paramos a descansar un poco el desnivel que sugería la pared.
Lalo, una de las mejores personas con las que nos hemos cruzado en la montaña
Después de esto subimos del tirón al pico de la Galana, la segunda punta más alta del sistema central con 2.564 metros de altitud.

En la cima de La Galana
Después de un peligroso camino de bajada recorrido por ocurrencia del ingenioso Lalo llegamos al entre comillas, llano, donde metros por delante pudimos refrescarnos en una de las lagunas que se iban descubriendo.


Después de atajar lo máximo posible y bañarnos de nuevo en la gran laguna cercana al refugio, andamos por no decir escalamos hasta la cima de la cresta por la que habíamos pasado el día anterior, cerrando así el círculo que forma el circo. Llegamos al comienzo de unas praderas en las que vimos el antiguo refugio comido por el tiempo y que tantas historias ha tenido que vivir…

Así llegamos ya  al coche por un largo camino del amplio y llamo valle lleno de ganado, agotados, con un nuevo y fantástico amigo y llenos de recuerdos imborrables de estos días en los que compartimos estancia en la montaña.















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