*Día 23 de Noviembre del 2019:
Rafa y yo tenemos sed de aventura, además de un fin de semana libre para poder coincidir, con un tiempo dudoso, amenazas de lluvias y viento, y un frío inevitable pero soportable.
Hay una frase que siempre me ha dicho mi amigo Sami justo cuando me voy a enfrentar a una vía dura; “estás fuerte y sabes lo que quieres”.
Y en este momento, se estaba dando el caso en cuestión. Nos sentíamos fuertes y sabíamos lo que queríamos. De modo que solo podíamos ver ventajas. El tiempo dudoso haría que pese a ser fin de semana no hubiera demasiada afluencia de gente en la montaña. La amenaza de lluvia y el incómodo viento nos obligarían a escalar rápido y eficientes por necesidad, lo que nos parece estupendo. El frío nos apoyaría a modo de menor deshidratación y mayor rendimiento muscular durante la escalada.
Como objetivo para nuestro primer día de aventurilla, ponemos el Ponoig en el punto de mira. Es una montaña muy querida por los vecinos escaladores de la zona, bastante vertical, con una caliza de muy buena calidad, una aproximación que no es ni mucha ni poca, con una bajada desde su cumbre un tanto asequible aunque un poco larga, pero por encima de todo, era una montaña que ninguno de nosotros había escalado. Primera razón por la que nos motivaba escalar en esta zona. Explorar nuevos lugares es una de las cosas más atractivas que envuelve una aventura, y por suerte en la escalada y el alpinismo se presenta constantemente la oportunidad.
Ponoig |
Legamos al parking el viernes por la noche con el tiempo justo para abrir la tienda y dormir. Rafa se quedó pasando al raso la primera parte de la noche, pero pronto se puso a llover y se metió dentro casi de un salto.
Con las primeras luces nos vamos espabilando poco a poco, desayunamos todo lo bien que podemos, cogemos el material imprescindible y nos ponemos a caminar hacia la pared.
Como primera vía, habíamos pensado en hacer “Cocidito Madrileño 450m, 7b+”, ya que supuestamente era una vía bastante equipada y podríamos hacerla rápido. Según lo que tardásemos nos plantearíamos si hacer una segunda vía más corta y rapelable como “Gorilas en la roca 180m, 6c+”, (dos recomendaciones que traíamos de casa)
Llegando al pie de vía lloviznaba levemente, no lo suficiente como para achantarnos. Lo que nos sorprendió más, fue encontramos por delante con dos cordadas que habían venido juntas para escalar una variante de la “Cocidito”, pero que compartían los primeros largos. De la primera cordada (que ya se encontraban en la primera reunión) había una persona que se encontraba muy floja y la descolgaron al suelo mientras la segunda cordada iba empezando a escalar. Cuando salió la ultima persona escalando de segundo, Rafa, tal y como lo había decidido el piedra papel tijera, salió detrás manteniendo la distancia y sin meter presión a nadie. Cuando llegó a la reunión (con 4 personas), muy educadamente pidió permiso para adelantar, y con algún refunfuñeo nos lo dieron y este continuó escalando hasta sacarme en ensamble.
Cuando comienzo a escalar, me doy cuenta de que al menos estos primeros largos fáciles no estaban tan equipados. Cuando llego a la altura de la primera reunión me encuentro con las cuatro personas esperando a que pasáramos. Saludo, y solo uno de ellos me devuelve el saludo. Los demás parecen molestos de haberse visto obligados a parar para darnos paso. Realmente nos les abríamos interrumpido más de 7 minutos, un tiempo insignificante para una cordada estandar. Pero por desgracia, a veces el ego puede. Estaban en su derecho de enfadarse, aún con pocas justificaciones (desde mi punto de vista), pero peor para ellos.
Cocidito Madrileño 7b+ al Ponoig |
Rafa se había ido saltando seguros para que le durase el material y poder empalmar los máximos metros posibles. Al pasar yo por detrás con la cuerda por arriba, escalo secciones que me parecieron duras para hacer a vista y saltándose tantos seguros. De este modo nos quitamos algo más de 100 metros para calentar y en a penas un momento, lo que fue para nosotros una fantástica manera de comenzar el día.
El siguiente largo es un 6b cortito que hago rápido, luego Rafa hace el siguiente 6a+ también muy cortito pero en el que rozaban bastante las cuerdas, y montó reunión para dejarme el largo duro de la vía.
Había oído hablar de que era un techo durísimo que obligaba a hacerse en artificial. En el croquis lo daban de 7b/c?. Traté de no condicionarme y le avisé a Rafa de que iba a muerte. Él me pasó su energía a través de nuestro choque de puños y me tiré a por el largo sin dudar.
Es cierto que desplomaba bastante y que había buen patio debajo, pero también daba mucho canto. Al final resultó ser el largo más bonito de la vía. Con una primera parte de fuerza resistencia, seguida de un reposo activo, y para finalizar una placa desplomada de no confundirse en la lectura. Ya que no era nada fácil deshacer movimientos y te podías quedar vendido fácilmente, como le pasó a Rafa. Aunque también es cierto que el escalar de segundo llevando la mochila y más aún en un largo como este se nota mucho.
Yo pude encadenarlo y disfrutarlo como un enano. Finalmente me pareció un 7b+ bien puesto.
Javi Guzmán y Rafa Gómez en Cocidito Madrileño 7b+, Ponoig |
Por lo general nos hizo un día fresquito durante toda la vía, pero nosotros estábamos encantados de poder escalar con el forro puesto.
Continuamos escalando disfrutando de cada largo y sin problema alguno hasta la cumbre.
Como llegamos al pié de vía con una buena marca en el cronómetro, decidimos meternos en la segunda vía.
El primer largo era prácticamente un tramite, pero el largo de 6a siguiente nos pareció de lo más difícil del día. Seguros expansivos antiquísimos, en mal estado y alejados. Por si fuer poco pasos obligados de lo que nos llegó a parecer 6b+. Y no, no nos embarcamos.
El siguiente 6c+ estaba bien puesto, y al escalar los últimos dos largos comprendimos de la buena fama de esta vía. Nos parecieron buenísimos en cuanto a calidad de roca, movimientos y continuidad. Una pasada.
El viento estuvo rebelde durante todo el día y nos obligó a tomar las debidas precauciones durante el rapel.
El día llegaba a su fin, pero antes de que este terminase pusimos rumbo al siguiente objetivo, “El Peñón del Divino”, ubicado en la ya pasada de moda, escuela de Sella.
*Día 24 de Noviembre del 2019:
No era casualidad que una vez más fuésemos a una pared en la que ninguno de nosotros había escalado antes. Pero la razón principal por la que quisimos invertir en este lugar nuestro segundo y último día del viaje fue descubrir en la guía, una magnética vía de fisura de 4 largos, 3 de los cuales séptimo de auto protección, y a cuyo aperturista inglés le precede una fama de intrépido y alocado escalador. Esta vía se llama "Fisura Edwars 150m, 7a+"
En esta ocasión decidimos despertarnos algo más pronto, ya que tenemos el viaje de vuelta a Madrid después de escalar.
En el desayuno |
Fisura Edwars (vía5) |
Esta vez la suerte decide que empiece yo a escalar. Al principio se deja escalar y puedo alejar considerablemente los seguros y el frío en las manos no es demasiado incomveniente. Pero pronto se pone más seria la cosa. Escalada era técnica y transcurría por fisura fina con pasos obligados sobre seguros flotantes.
En ocasiones destrepo algunas secuencias hasta tenerlo claro, pues no quiero caerme. Este primer largo me pilla con el cuerpo y la mente en frío, además me parece expuesto y tengo que exigirme firmeza y decisión.
En los 50 metros de largo tuve tiempo para recrearme, conecté con todo tipo de emociones, algunas contradictorias como suele pasar. La cuestión es conseguir que tu voluntad prevalezca sobre las incertidumbres generadas por el reto al que te enfrentas. Si esto resultase fácil nos dedicaríamos a otra cosa. No se trata de la escalada, si no de la lucha, la oportunidad de encararnos al miedo es lo que mantiene viva la llama de nuestro fanatismo.
Mientras tanto, Rafa mas abajo se quedaba frío con las rachas del viento mientras me aseguraba. En la segunda parte del largo moría la fisura, y la escalada pasó a convertirse en una placa vertical con agarres pequeños pero bien protegida con chapas. Por fin llegué a la reunión. Y pese a lo que ponía en la criticada guía de Costablanca, a mí me pareció un 7a+ como una casa. Rafa de segundo encadenó los 50 metros con soltura.
El siguiente largo tampoco nos dejó indiferentes. Rafa tuvo que currárselo también. Misma tónica de pasos obligados, solo que esta vez protegido de piezas pequeñas, sobretodo fisureros para los pasos más delicados, y alguna chapa para los tramos de placa.
El punto a favor era que ya teníamos el suelo lejos y no nos estamparíamos con nada en el caso de tener una caída larga. Otro largo mantenido y de excelente calidad que también apretaba para 7a.
Rafa Gómez y Javi Guzmán en Fisura Edwars 7a+, Peñón de Divino |
Relevo a Rafa para hacer el tercer largo. Este 7a ya era menos exigente que los anteriores y lo pudimos disfrutar.
Y por último, Rafa se dio el cuarto largo de casi 60 metros hasta la cumbre.
Pudimos bajar andando y sin necesidad de rapelar por la vaguada que se forma en mitad de la pared.
Ya que era un muro tan corto habíamos pensado en hacer alguna vía más, pero nos vimos sorprendidos por la intensidad de la Fisura Edwars y tuvimos que ir mucho más lentos de lo que esperábamos, a parte del frío que a este ritmo habíamos pasado. De modo que lo dimos por suficiente y nos volvimos para Madrid. Eso sí, con el descubrimiento de dos lugares fantásticos en los que nos quedaron muchas ganas de volver.
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